Guerra de Malvinas

"Sacábamos gente como podíamos", el duro relato del sanjuanino que rescató sobrevivientes del ARA Belgrano

Vivió momentos de caos y desesperación mientras buscaba a su amigo del alma. Se despojó de toda su ropa para poder ayudar a los náufragos que estaban a punto de congelarse.
domingo, 2 de abril de 2023 00:00
domingo, 2 de abril de 2023 00:00

Cada 2 de abril, la Argentina conmemora a aquellos héroes que lucharon por defender la soberanía de la Nación sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, ante la poderosa Inglaterra. Para los argentinos, la Guerra de Malvinas fue un evento traumático y doloroso, que dejó una marca indeleble en la memoria colectiva del país.

Esa huella, sin dudas, es mucho más profunda en aquellos que fueron protagonistas del conflicto. Entre ellos se encuentra Luis Peñaloza, un sanjuanino que junto con dos de sus hermanos, forma parte de los Veteranos de Malvinas y cuya historia conmueve hasta las lágrimas.

En 1977 Luis Peñaloza comenzó su carrera en la Escuela Mecánica de la Armada.

Él ya formaba parte de la Fuerza desde 1977, año en el que llegó a la Escuela de Mecánica de la Armada para formarse como aspirante. A fines de ese año, lo destinaron al crucero ARA General Belgrano y tras terminar su formación llegó como cabo al ARA Francisco de Gurruchaga, con el que finalmente tuvo participación en la Guerra.

Gran parte de la Guerra de Malvinas, Luis estuvo en la Isla de los Estados.

"En el mes de diciembre de 1981 nos enviaron a Ushuaia, en Tierra del Fuego, para cubrir la patrulla marina en apoyo a algunas regatas. Nuestro barco solo era de apoyo, para el rescate de gente que se cayera al agua, o colaborar con víveres o combustible", recordó Luis en diálogo con Diario La Provincia SJ. 

Se suponía que ellos estarían allí solamente por tres meses, pero el barco que los tenía que relevar tuvo un problema y se tuvieron que quedar. En medio de esto se desató el conflicto bélico y los destinaron a la Isla de los Estados, más precisamente al Puerto Parry, que se encuentra tan solo a un día de navegación de las Malvinas. Ellos formaban parte del apoyo a otros barcos y a las aeronaves, suministrándoles alimentos, combustible y agua. 

Cómo fue el hundimiento del ARA General Belgrano
El 30 de abril, Inglaterra establece la Zona de Exclusión Total, que era una especie de radio imaginario de 200 millas náuticas alrededor de las islas. Cualquier buque de guerra argentino que pasara ese límite iba a ser atacado. Pero no lo cumplieron.

El 2 de mayo, a las 16.00 horas, el submarino nuclear inglés HMS Conqueror recibió la orden de hundir al ARA General Belgrano que estaba fuera de la zona de guerra establecida. El ARA en el que se encontraba el sanjuanino era el más cercano y lo enviaron a su rescate sin decirles que había sido hundido. 

Luis llevaba apenas tres años en la Armada cuando se desató la Guerra de Malvinas.


"El día 2 de mayo se nos dice que tenemos que salir a navegar para remolcar al crucero Belgrano que supuestamente se 'había quedado sin motores'. Llegamos al día siguiente a la zona pero no lo encontrábamos y se nos ordenó que navegásemos en círculos cada vez más grandes. Después de que nos hicieron buscarlo nos dijeron la verdad, que lo habían hundido", recordó Peñaloza.

Cómo rescataron a los sobrevivientes del ARA General Belgrano

Fue así como el ARA Gurruchaga se puso a trabajar para encontrar las balsas con los supervivientes. "El mismo submarino que había atacado al ARA Belgrano estuvo bajo nosotros todo el tiempo por si intentábamos alguna maniobra. Pero nosotros teníamos solamente un cañoncito con el que no podíamos hacer nada, solo buscar sobrevivientes. Recién al tercer día del hundimiento encontramos la primera balsa".

El Belgrano tenía 72 balsas, algunas de las cuales fueron atadas entre sí para pasar la noche en medio del temporal. La marejada había dificultado la visión y la comunicación por lo que mientras unas terminaron sobrecargadas, otras quedaron subocupadas. 

"Al primer hallazgo lo hicimos cuando ya estaba oscureciendo. Había un temporal muy grande, las olas prácticamente nos tapaban, nos llevaban y nos traían por la cubierta principal por la misma fuerza que tenían. Pero así y todo empezamos a sacar la gente del agua, estábamos todos mojados, no estábamos preparados para una cosa así. Nuestra ropa era finita, de algodón, que se mojaba y pesaba una enormidad, además de que hacía mucho frío porque en esa época ya estaba nevando".

El ARA Gurruchaga no estaba preparado para semejante rescate así que todo lo tuvieron que hacer en base a su propio esfuerzo, sin herramientas que los ayudaran. "Sacábamos a la gente como podíamos, con la mano, porque no éramos un buque de rescate de gente en sí, sino de embarcaciones. Nos ayudábamos con las olas, cuando subían las balsas y bajaba nuestro barco, ahí los manotéabamos y los tirábamos directamente. Ellos se terminaban dando golpazos contra los mamparos pero no sentían nada de lo congelados que estaban". 

El ARA Francisco de Gurruchaga estuvo durante gran parte de la guerra en la Isla de los Estados, con el objetivo principal de abastecer a otros navíos y servir de remolque en caso de averías.

Como muchas otras cosas en esta guerra, todo se hizo gracias al corazón de los soldados. "Continuamos tres días sacando a la gente. En total rescatamos 19 balsas y subimos a bordo a 365 personas, dos de los cuales fallecieron. Fue un caos total. En la dotación del barco éramos 80 y se nos cuadruplicó la gente a bordo. No había espacio donde caminar". 

La desesperación por encontrar a un amigo
El país es un pañuelo y para Luis esto quedó demostrado en su máxima expresión en esas horas de terror. "Mi mayor recuerdo es andar desesperado corriendo por la cubierta del barco, yendo hacia cada balsa que íbamos a rescatar para ver a los soldados. Es que en el ARA Belgrano iba un íntimo amigo mío, éramos hermanos", reveló con pesar.

Si bien todos los soldados realizaban su mayor esfuerzo para tratar de salvarle la vida a la mayor cantidad de náufragos posibles, el sanjuanino albergaba una esperanza muy grande, la de colaborar para que una familia que él conocía de toda la vida, pudiese volver a reunirse.

Cada año, Luis, quien vive actualmente en Punta Alta (Buenos Aires) es convocado para dar charlas en las escuelas.

"Se llamaba Eduardo Waldo Moreno, era un pocitano, amigos desde la infancia. Lo busqué desesperado pero no pude, no lo encontré, no salió, se hundió con el Crucero Belgrano. Él era el único casado de mi grupo de amigos y los sábados íbamos a comer un asado a su casa. Tenía una beba recién nacida a la que todos cargábamos en brazos intentando dormirla. Cuando él murió, la nena tenía tres meses". 

La asistencia a los sobrevivientes
No tenían elementos básicos para ofrecerles y tenían que seguir navegando con la ilusión de rescatar a más náufragos. "No teníamos camas y les dimos toda nuestra ropa, la civil y la militar. En las camas nuestras metimos hasta cuatro personas para poder abrigarlos. A donde había un huequito ubicábamos a alguien. Les dábamos chocolate hirviendo en nuestros jarritos de aluminio. Una persona normal se quemaría vivo si los agarrase, pero ellos no sentían nada, necesitaban el calor". 

El año pasado fue declarado Ciudadano Ilustre junto a sus compañeros de la dotación del año 1982 del A.R.A. "Francisco de Gurruchaga" en San Luis del Palmar, en Corrientes.

Al ser un barco que no se dedicaba a rescatar personas, tampoco tenía un número significativo de personal de salud, de hecho, contaban con un solo médico. "Por lo general llevábamos un enfermero nada más, pero justo habíamos embarcado en Ushuaia a un médico quien empezó con las primeras curaciones. Pero ellos dos tenían que atender a casi 450 personas".

El Buque Polar ARA Bahía Paraíso, el pesquero Belokamensensk y los destructores ARA Bouchard y Piedrabuena se sumaron al operativo de rescate. En total, lograron sacar del agua a 793 soldados, 23 de ellos fallecidos. "Como pudimos, los llevamos a la Base Naval Ushuaia. A los que estaban más graves los dejaban internados en el Hospital de ahí y a los otros los derivaban de vuelta a su destino".

En el 2012 Luis se retiró de la Armada, pero justo ese mismo año, su hijo Luis Rodrigo Peñaloza continuó con el legado de su padre y egresó de la Escuela de Suboficiales.

Fue así como el ARA Gurruchaga realizó el mayor salvataje de gente que se ha producido en la historia naval militar; pero no siempre se les dio el reconocimiento que merecen esos 80 héroes entre los que se encuentra Luis, que arriesgaron su vida para que otros 350 pudieran volver a abrazar a su familia.

Comentarios