Una sanjuanina, víctima de violencia de género, dio un estremecedor testimonio del momento en el que decidió huir de su ahora ex pareja tras una golpiza y abuso sexual e ir a denunciarlo. Estuvo junto a él más de 20 años, conviviendo en el departamento 9 de Julio hasta que no lo soportó más.
La víctima tiene 38 años y con el presunto agresor tiene hijos de 21, 18, 15, 13, 11, 10 y 7 años. Ahora, todos viven en una humilde vivienda con la hermana mayor de la mujer que prefirió preservar su identidad "por miedo", en la entrevista con el portal Noticias Ya 9 de Julio. Contó que todos duermen en dos colchones y casi no tienen comodidades. Es más, no tienen ningún mueble propio. Hoy rige una perimetral hacia su ex pareja y no tiene teléfono para que el hombre no la amedrente a mensajes.
"Todo empezó bien pero al pasar los años se volvió violento y me faltaba mucho el respeto, delante de la propia familia. Ellos nunca me defendieron. Me golpeaba delante de mis hijos y no fue una buena vida juntos. Me golpeó incontables veces con el puño o me empujaba para que me golpeara con las cosas. Muchas veces terminaba desmayada y mis hijos me sacaban de entre sus manos. Quise denunciarlo muchas veces pero por miedo o por que me convencían, él o su familia, de que no lo hiciera. Si lo hacía era una vergüenza para la familia", dijo de espaldas a cámara y con la voz apesadumbrada.
Se quebró cuando recordó que su expareja golpeó a uno de sus hijos. "No lo mandé por algunos días a la escuela para que no le vieran las heridas". Y relató cómo logró terminar con su calvario: "cuando llegaba curado me pegaba y me violaba. Un día decidí salir corriendo hacia la comisaría. No queda cerca, pero corrí por la ruta muchos kilómetros, no se cuántos. Nadie se paraba a ayudarme porque él me encerraba con una moto y me defendí a los piedrazos para que no me chocara. Logré llegar a la comisaría y me llevaron a la Comisaría de la Mujer".
Y siguió: "estaba aterrorizada y cuando salimos de la comisaría tenía miedo que me agarrara de atrás. Me largué a llorar en la comisaría y se acercó una vecina. Me dijo que no me arrepintiera de haberlo denunciado. Le doy gracias a Dios porque ahora soy feliz con la nada que tengo; vivimos con muy poco en lo de mi hermana. estoy bien y tranquila. Gracias a Dios tomé esta decisión".
Todavía tengo miedo y por nada del mundo volvería con él. Me costó contarlo y que la gente lo supiera.
El hombre ve a sus hijos y "sé que los trata bien el fin de semana pero no me ayuda a mantenerlos"
