Dolor y recuerdos

Un año sin Guido Iribarren: "él decía que su plata estaba en el cariño de la gente"

Un incendio se cobró la vida del querido "poeta de las diagonales". Hoy, a un año, su hijo recuerda su trayectoria como locutor, poeta y papá.
domingo, 9 de agosto de 2020 17:17
domingo, 9 de agosto de 2020 17:17

Nació en Caucete, lugar que le proporcionó su apodo, pero se ganó el cariño de toda la provincia. Es que durante más de cuatro décadas entró con su voz a las casas de miles de sanjuaninos que sintonizaron "Colón esquina tango", “Ecos del Arrabal” y“El Rostro de Mi País”, entre otros programas.

Este poeta tenía otras facetas y una de las principales era la de ser padre. "Era un ser muy noble que ejercía la autoridad de papá en raras ocasiones, era más un padre amigo. Era un tipo muy apasionado por la lectura, aunque nunca nos lo impuso, se acercaba a mí a mis hermanas y nos contaba sobre lo que estaba leyendo. Rescato el padre amigo, el confidente y sobre todo el padre preocupado por la formación intelectual de nosotros, sus hijos. Pero lo principal era su don de buena gente. Era muy nostálgico que quería mucho a San Juan. Decía quizás se moría sin conocer el mar pero había conocido su provincia gracias a su trabajo en Vialidad Nacional", recordó en diálogo con Diario La Provincia SJ, su hijo Delfor Yribarren. 

Era famoso en una época en donde no existían las redes sociales, pero sin duda, a día de hoy, sería considerado un influencer.

"La radio era la compañera que teníamos todos en una época y así llegaba a la casa de todos. Además tenía su faceta de poeta y su pasión por el tango, lo hizo resaltar y hacerlo conocido. A su vez tuvo la posibilidad de conducir muchos festivales como la del Moscatel, o la Uva y el Vino y eso le daba también mucha popularidad. Más allá de todo decía que al micrófono hay que tenerle respeto, siempre hay que usarlo como un servicio para informar y para estar más cerca de la gente", agregó Delfor. 

Guido junto a sus hijas Érica y Teresa, y su pequeña nieta Alfonsina (hija de Delfor).

Como ocurre con todo miembro reconocido en la sociedad, su apellido cosechó un cúmulo de cariño y expectativas en la gente, pero su hijo no lo vive como un peso. "Lo vivo con una responsabilidad. Él decía que la plata que a él le faltaba estaba en la gente, porque cuando uno se maneja bien en la vida nadie te va a señalar y la plata de uno está en hacer un favor porque eso vuelve. Hay que hacer las cosas sin ningún interés, siempre apostando a la bondad de la gente. No siento el peso de que me comparen con él porque era único e irrepetible. Tenía una forma de ser muy buena. Era un tipo muy vital casi a los 80 años".

Delfor asegura que lo que más aprendió de su papá fue su buen humor y el "don de gente".

Más allá de que Delfor haya tomado el camino de la abogacía, asegura haber heredado muchas cosas de su padre. "Tengo su sentido del humor, el optimismo, el don de buena gente y el no olvidarse de los orígenes. Siempre nos decía que los títulos tenían que llegar hasta el cinturón, pero que no se te tenían que subir a la cabeza y marear. Él siempre rescataba la labor social de mi carrera que es la abogacía, me pedía que siempre estuviera del lado de la gente. Me pedía que cuando peleara en un caso, primero mirara si verdaderamente iba a conseguir justicia para la gente". 

Su último libro fue "Historias de la ciudad", pero quedaron varios textos inéditos que la familia espera poder recopilar. Por lo pronto... "no toque la perilla, que está leyendo bien"...

Hace un año, un incendio en su casa acabó con su vida, pero su cercanía y talento con la gente lo hará eterno en la memoria colectiva. Gracias por todo Guido!

 


 

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