Historias de cuarentena

Alberto, el sanjuanino que luchó por los más vulnerables y murió de coronavirus en Buenos Aires

Tenía 73 años y se dedicó en cuerpo y alma a la militancia, desde la década del `70. Era integrante de la Mesa Ejecutiva de la CTA Autónoma de La Matanza, en Buenos Aires y todos quienes lo conocieron están conmovidos por su partida, tras dos semanas de pelearla contra el COVID.
martes, 11 de agosto de 2020 00:00
martes, 11 de agosto de 2020 00:00

Caminó calles, levantó banderas en incontables marchas, reclamó justicia y trabajó incansablemente por los que menos tienen; por los derechos vulnerados. De repente y muy rápido, un enemigo le ganó la batalla que nunca pensó enfrentar: la del coronavirus. La muerte de un sanjuanino dejó un gran vacío en La Matanza, en provincia de Buenos Aires. Se trata de Alberto Castillo, integrante de la Mesa Ejecutiva de la CTA Autónoma de La Matanza, quien en los ´70 dejó San Juan pero siempre volvió. Aquí estaban afectos y familiares con quienes mantenía un vínculo estrecho y muy fuerte. Hoy, sienten su partida y lo recuerdan como un “luchador incansable”.

Alberto peleó todo lo que pudo contra el COVID-19 hasta que no pudo más y partió este 8 de agosto. Nadie podía creer que el hombre de 73 años, cumplidos hace menos de un mes, se convertía en una víctima de la pandemia.

Él hizo de la solidaridad su forma de vida y siempre fue contra los excesos del sistema político y económico que oprimía a los humildes. Alberto también trabajó intensamente pidiendo justicia y memoria por los desaparecidos de la última dictadura militar.

Alberto era parte de la CTA Autónoma de La Matanza.

“Tanto él como mi papá nos enseñaron que en la vida hay que ayudar a los demás. Siempre fue muy leal a sus principios y se los transmitió a sus hijas y a su pareja. Este virus es muy cruel y se ha llevado a personas valiosas como él”, expresó su sobrino Julio Castillo, propietario de FM Angaco, a Diario La Provincia SJ.

Desde Angaco, Julio recordó a su tío como un hombre de mirada franca, de espíritu inquieto y permanente generador de actividades. Es más, antes de caer enfermo, ya pensaba en acercar juguetes a los chicos de zonas humildes para el Día del Niño.

“Alberto se fue a los 17 años a Buenos Aires, siguiendo a mi papá que se había marchado para buscar un futuro mejor. Mi padre entró a la Armada, donde fue mecánico, y mi tío junto a otro de sus hermanos, Juan Carlos, tuvieron otras elecciones de vida”, señaló.

La pareja de Alberto, Graciela Segovia aún recuerda aquella vez que él decidió viajar de San Juan a Buenos Aires, con su familia, y quedó impresionado con el movimiento obrero de los años 70, con esa vanguardia que llamaba con mucha emoción “Gigantes”. "Allí el compañerismo y la defensa de los compañeros se practicaba. Él fue parte de esa vanguardia luchadora y nunca dejó de luchar hasta sus últimos días. La peleó como un león por aferrarse a la vida. Como siempre decía: 'tengo mucho todavía que hacer en esta tierra'", contó la mujer.

A sus 73 años, era muy activo en la militancia. El COVID-19 lo sorprendió, pese a los cuidados que mantenía.

La última vez que estuvo en San Juan fue el verano pasado. “Tan lleno de vitalidad, como era él, prometió volver este año. Nos escuchaba siempre en la radio, gracias a Internet que nos acercó, y estaba al tanto de lo que pasaba aquí. El reencuentro no podrá ser. Este es un año muy duro”, reflexionó.

Alberto se contagió de coronavirus por circulación viral. Estiman que ocurrió un viernes y al día siguiente, ya se sentía mal. Lo llevaron al hospital Carrillo y le hicieron el hisopado. Cuando se supo que le dio positivo, lo evaluaron para saber si debía internarse. Al lunes, ya estaba en el hospital para quedarse. Su familia asegura que él la luchó hasta el final. Así "como hacía con todo; siempre para adelante”.

Julio visitaba a su familia en Angaco. Quería mucho a su provincia.

Hubo factores de riesgo que lo complicaron. “Era diabético insulinodependiente y fumador. Si bien pudo recibir un tratamiento con plasma, el virus fue muy agresivo. Fueron dos semanas muy difíciles en las que se fue complicando y los últimos 4 días antes de fallecer, los pasó directamente en terapia intensiva”, manifestó. La triste noticia de su fallecimiento llegó el sábado y las muestras de cariño y reconocimiento hacia lo que Alberto dejó como legado fueron muchas. Los movimientos y organizaciones políticas y sociales como PTP-PCR enviaron condolencias en comunicados en las que manifestaron su pesar por el deceso de su compañero.

Julio afirmó que la hija mayor, Mercedes, le prometió a su papá que seguirá con su labor y así lo confirmó en un relato muy emotivo, en el que agradeció al personal del Hospital Carrillo por “darlo todo” para que el sanjuanino saliera adelante, a familiares, amigos y compañeros de militancia.

“Volá alto pá, que tu negrita va a seguir como vos sabés y querés que siga. Al frente, donde se necesite que esté por otros. Tus risas, tus jodas, tus cabronadas, tus libros, tus historias que marcaron y enseñaron a tantos. Por cada lucha, por cada derecho, por cada calle caminada, por cada garrote recibido, por todas las batallas y movilizaciones donde estuviste defendiendo lo justo. Te amo pá y te despido pensándote levantando alguna bandera, fuerte, orgulloso inmenso y yendo de camino para algún día volver a encontrarnos”.

La despedida, un homenaje agradecido

Tantos años de militancia le valieron a Alberto Castillo conocer de cerca el sufrimiento, la lucha y también la alegría por el trabajo conquistado, por ejemplo. Debido a la pandemia, sus restos no pudieron ser velados ni despedidos pero eso no impidió que lo recordaran por sus obras.

"Castillo, presente": el sanjuanino Alberto Castillo dejó una fuerte impronta entre quienes lo conocieron.

Uno de sus nietos, Nicolás Castillo compartió un gesto que lo emocionó a él y a su familia. Un grupo de personas a las que su abuelo ayudó se acercaron a un mural que decía “Castillo presente” para transmitirles un mensaje: “esta es la gente a la que vos ayudaste, acompañaste y te viene a despedir, Alberto. Aunque hoy tengamos laburo; quien sabe si mañana entramos en lucha de nuevo por nuestros derechos. ¿Pero sabés qué? Nadie nos va a pasar por arriba Castillo y hoy te rendimos homenaje. Somos los tercerizados de EDENOR, gracias a compañeros como vos aprendimos a que tenemos derechos aunque a muchos no les guste”.

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