Historia

Fertilización en San Juan: con el sueño de ser padres en medio de la pandemia

En San Juan varias parejas encaran tratamientos de fertilidad pero durante la cuarentena en la provincia se frenó esa búsqueda. Hoy existe un consentimiento que deben firmar si quieren avanzar con el tratamiento, aceptando los riesgos del coronavirus.
viernes, 10 de julio de 2020 00:00
viernes, 10 de julio de 2020 00:00

Unos escarpines ocupan el centro de una pequeña mesa. Alrededor, unas imágenes religiosas dan un contexto que llena de mística y esperanza. Ella lo agarra con ternura mientras él la mira con nostalgia. El sueño está presente, ser padres es el deseo que vienen trayendo desde hace casi una década y no se rinden, pese a que la pandemia por el coronavirus les puso un freno.

La historia de Johana Castillo (28) y Jesús Alaniz (31) es una de las tantas que se viven en esta época de pandemia. Ambos sueñan con ser padres y para ello iniciaron un tratamiento de feritilización de la mano de la Sección de Medicina Reproductiva del Servicio de Ginecología del Hospital Rawson.

Allí, desde hace un par de años se realizan tratamientos de baja y alta complejidad, algo que es poco visto en el país, para la medicina pública. Bajo la dirección de la doctora Sonia Molina, en el nosocomio se reciben pacientes que desean iniciar trabajos de baja complejidad como la estimulación ovárica con relaciones sexuales programadas e Inseminación intrauterina; o de alta complejidad como fertilización in vitro; inyección intracitoplasmatica de un espermatozoide y preservación de fertilidad en pacientes oncológicos.

En este camino de alta complejidad para fertilización se encuentran Johana y Jesús. Ambos están juntos desde hace 15 años, desde que ella tenía 13 años y él 16 años. Cuando se casaron, en el 2014, no pensaron que el tema de concepción iba a costar tanto. 

"Habíamos dejado de cuidarnos hacía tiempo pero no estaba en los planes todavía tener hijos. Si venía, venía y sino, no había problema. 2 años antes de casarnos empezamos con los estudios ginecológicos y salió con que tenía el síndrome de ovario poliquístico. Cuando me diagnostican, el primer problema que atravieso es que se inflaman las trompas de falopio. El doctor me pidió una operación para destapar las trompas. Luego empezamos con remedios y con las relaciones programadas para ver si quedaba embarazada sin método artificial. Así estuvimos un tiempo y no quedé", comenzó relatando Johana a Diario La Provincia SJ.

En el 2016 comenzaron nuevamente con los tratamientos pero esta vez de la mano de los profesionales del hospital Rawson. En el camino la vida les fue poniendo algunas dificultades y desafíos, que los llevó a frenar el tratamiento y tomarse un tiempo para volver a empezar. Para ello obtuvieron el apoyo del área de psicología del nosocomio que les da las herramientas para afrontar los desánimos que genera no poder concebir. 

"Cuando te enfrentas a un diagnóstico que vos decis cómo puede ser, si tener un hijo tiene que ser lo más natural de esta vida. Lo intentas tantas veces y no  podes. Se te viene el mundo abajo. Logras recuperarte y empiezan las palabras raras, científicas que te aprendes, y el calendario. No todo es lindo en un tratamiento. Pero creo que si te acompaña una buena psicóloga vas a poder pero solo no, hubiéramos abandonado. Eso tiene el ser humano, si te duele una vez lo dejás. Con un tratamiento de fertilidad muchas veces vas a recibir un 'no' pero tenes que levantarte y seguir", confesó Johana.

Al lado de la joven está su marido quien la mira atentamente y en un momento le sostiene la mano. Ambos están juntos y recurren a las sesiones con la psicóloga que en este camino les dio suficiente fuerza para seguir. Sus palabras de aliento y la forma para entender lo que estaba ocurriendo con los dos es lo que les permitió ver más allá del problema y no dejar de proyectar una familia con hijos. 

En ese camino, en noviembre del año pasado recibieron una de las noticias que más estaban esperando: gracias a la medicación logró ovular y el organismo de ella estaba preparado para hacer el proceso de Fertilización Invitro, FIV.  Le extrajeron 6 óvulos en el quirófano y el biólogo Diego Moreno hizo el trabajo para que se produzca la fecundación. El resultado fueron 5 embriones.

En aquel mes transfirieron uno pero las vueltas de la vida hicieron que no pudiera prender. "Hay un 30% de que pueda ser un embarazo seguro, el otro 70% depende del endometrio, del embrión, si se formó en buena calidad. Son varios factores que te llevan al positivo. Eso no lo pensás en ese momento. Para mi era un bebé que me habían puesto y ya estaba embarazada. Pero no fue así y eso fue tremendo. Gracias a Dios tenemos la ayuda de Julia (psicóloga) que es divina. y nos acompaña", agregó.

En marzo de este año, la pareja se iba a someter a otra fertilización invitro con la transferencia de 2 embriones sin embargo cuando estaba todo preparado, se dio el freno a la actividad por la pandemia del coronavirus. Como no hay evidencia cierta de cómo puede afectar el coronavirus en el embarazo, todas las personas que estaban por comenzar tratamientos de reproducción asistida tuvieron que poner sus deseos en pausa.

Desde la Red Latinoamericana de Reproducción Asistida se pidió que en la medida que se pudiera, no comenzaran nuevos tratamientos, ni de baja complejidad ni de alta. En el Hospital Rawson se frenaron los tratamientos pero se mantuvo contacto con las pacientes mediante videoconferencias y por grupo de WhatsApp. 

"Preparados no sabemos si estamos pero es un buen momento. Es el futuro, es tener más esperanzas. A parte pensar que una pandemia no va a venir a poner el limite de no vamos a poder ser padres. La idea es enfrentar a cualquier cosa. Ya nos hicimos de hierro con tantas cosas que hemos pasado. Miedo no tengo, todo depende de los médicos. Si me dicen que no, no lo voy a hacer. Tampoco voy a poner en riesgo mi vida ni la de mi bebé. Pero si fuera por mí, sí lo haría porque es el futuro y es lo bueno después de una pandemia", expresó Johana quien lamenta que la medicación tan cara que se tiene para hacer el tratamiento se esté venciendo.

Al escuchar sus palabras, Jesús subraya la idea y asegura que no tienen miedo porque los doctores con los que "se están atendiendo son bastantes profesionales y el día que digan lo hacemos es porque ya evaluaron todo lo posible para evitar los riesgos y poder seguir con este sueño tan grande, por el cual venimos luchando hace bastante tiempo".

"Sería algo lindo después de esto, que venga un bebé. Es como decir, después de esto y de todo lo que luchamos, ser papá, eso cambiaría muchísimo todo. Un bebé sería todo, porque es algo que venimos pensando desde muy chicos. Cuando decimos que somos de hierro es porque hemos pasado muchísimas cosas. La última transferencia pensamos que ya estábamos, que íbamos a ser papá y un 'no' nos quebró mucho. Era algo que quizás en el momento pensamos que era muy difícil porque es un dolor muy grande. Lo bueno es que la esperanza sigue igual, la fuerza con querer hacerlo a pesar de que tenemos la posibilidad de que salga otro negativo pero también está la posibilidad de que sea el positivo que tanto estamos esperando", finalizó Jesús con ganas de recibir el tan ansiado llamado del hospital que les diga que ya pueden volver a dar ese paso para hacer la inseminación.

Actualmente en algunos centros de salud privados de San Juan y de varios puntos del país se están realizando procesos de reproducción asistida. Pero para ello las parejas deben firmar un consentimiento que fue elaborado por el Ministerio de Salud de la Nación, donde las personas vinculadas deben aceptar los riesgos que estos tratamientos implican en el contexto de coronavirus y las posibilidades de contagios. 

Así comienza el consentimiento que deben firmar si se van a someter a una inseminación

Una asociación de apoyo

En San Juan existe la asociación Sumate a Dar Vida, una organización nacional que tiene pie en la provincia para ayudar a las mujeres que transitan este sueño de ser madres y deben enfrentar a uno de los mayores desafíos: que la obra social no cubra los tratamientos.

La asociación civil está hace 12 años en Buenos Aires y hace 10 años en San Juan. En la provincia cuenta con 20 mujeres que participan y trabajan para dar contención y acompañar en el proceso de la búsqueda de un bebé. Mabel Derel forma parte de la asociación desde el principio y es un de las referentes provinciales. Si bien hoy es mamá, logró concebir después de 10 años de tratamiento privado.

Desde que comenzó la pandemia, la organización no se pudo reunir más

"Logré quedar embarazada de mi hijo pero tuve que sacar dinero de mi bolsillo. Si bien la ley se había sancionado justo en ese momento habían obras sociales que te negaban el tratamiento. Lo más triste es que San Juan no adhirió a la Ley 26.862, de Reproducción Asistida, con lo cual venimos luchando hace tiempo. Al no adherir, las obras sociales no quieren cubrir el tratamiento y si lo hacen es del 70% y vos tenes que hacerte cargo del 30% restante", explicó Mabel quien pudo quedar embarazada antes de que el Hospital Rawson comenzara con su área de Fertilidad.

Para Mabel como para muchas mujeres, el no contar con cobertura de la obra social los enfrenta a 2 dificultades. Una es la de no poder concebir y la otra la de luchar para conseguir los fondos.

Mabel con su bebé, fruto de un largo tratamiento

 

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