"Parece que fuéramos una ciudad", "esto es inusual", "no podemos creer lo que vivimos". Las frases se repiten en los pobladores de Bella Vista. Este martes, la tranquilidad del lugar se vio alterada por la adrenalina del eclipse total de sol.
El pueblo recibió a turistas de Francia, Japón, España, Inglaterra e incluso algunos árabes. Ese movimiento alteró la paz que se respira tradicionalmente por la zona "pero para bien", aclararon quienes viven en el pueblo. Es que saben que es la oportunidad que tienen de mostrarse y potenciar las ganancias con las ventas de artesanías y productos regionales.
"Bella Vista es un pueblo con mucha tranquilidad. Para nosotros esto es algo nuevo. Estamos acostumbrados a la paz en las calle y el movimiento de gente es muy llamativo porque no sabemos lo que es la bulla, de nada. En un día común pasan 50 vehículos como máximo por día. Cuando son las vacaciones se suele ver más movimiento pero en invierno la gente no viene por el frío", comenzó contando Marisa Cabello, una madre de 30 años que nació acá y tiene dos hijas.
A raíz del movimiento del eclipse decidió poner una mesa al costado de la calle y a metros de su casa para poder vender lo que hace desde hace tiempo: semitones. Y es que es ese "arte" que heredó de su madre y abuela, y ahora lo luce para los que por allí transitan.
El día está cálido pese a ser invierno, y cuando un turista se acerca, ella descubre las semitas para que sientan el aroma, recién sacadas del horno de barro. Eso se convierte en un imán no solo para los que adoran esta panificación sino también para aquellos que nunca antes lo probaron.
"A las 7 de la mañana arranqué y hasta el mediodía deben haber pasado más de 400 vehículos y conté como 45 colectivos que pasaron. En lo que va del día vendí muchísimo y eso me hace latir fuerte el corazón", agregó la joven quien aseguró que por nada del mundo abandonaría ese lugar donde reside.
Ella como muchos de los que viven en el pueblo se vieron entusiasmados por todo lo que está ocurriendo. Sabía que podía ser así aunque reconoce que nunca pensó que iba a ser tanto. Pero igual de una u otra forma se prepararon para ser buenos anfitriones. El turismo los llenó de expectativas para la venta con varias semanas de anticipación pero también les inyectó mucha "adrenalina" sabiendo que la paz del lugar se pondría en pausa.
"Bella Vista es tranquilidad más que nada y con mucha seguridad. Capaz que robo de una gallina o garrafa. Pero dormis tranquilo. No hace falta poner alarma ni nada. Nos conocemos todos, es un pueblo chico", subrayó entre risas.
La historia de Marisa es de una mujer luchadora que la vida le puso muchos desafíos. Entre estos, estudiar en la escuela con 30 años. Ella es alumna de una escuela de carpintería de la zona donde les enseñan a realizar artesanías con madera de árboles propios del lugar y otros elementos que los identifican.
"Nosotros trabajamos con algarrobo, álamo y olmo, y hacemos artesanías de diferentes tipos. Todo lo que aprendimos hasta ahora me sirvió muchísimo. Incluso algunas de las cosas que hice es lo que puse a la venta hoy junto con las semitas caseras hechas en horno a barro, el dulce de membrillo, de alcachofa y de manzana. No nos quedó nada", agregó feliz.
El camino del estudio lo hace con la mirada de orgullo de sus hijos. Ellos aprenden a partir del ejemplo que da su madre en este camino y es ella la que los impulsa a no dejar nunca los estudios y seguir para adelante pase lo que pase.
Ahora con el eclipse de sol, fue el momento oportuno para nuevamente dar el ejemplo. "Esta es la mejor manera de mostrar las cosas del pueblo y obtener algo de dinero siempre manteniéndonos con los precios y eso es lo que siempre transmito", finalizó quien también puso a la venta tortitas recoldo hechas a las cenizas y con grasa, una de las atracciones de la gente que se acercó para comprar.
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