Fe

Esteban Dölling, el nuevo Diácono sanjuanino que promete una vida al servicio del más necesitado

La semana pasada fue ordenado por Monseñor Jorge Lozano a diez años de su ingreso al Seminario. Conocé su historia y cómo vivió este proceso tan importante para la comunidad católica.
domingo, 15 de diciembre de 2019 22:55
domingo, 15 de diciembre de 2019 22:55

El pasado 3 de diciembre la Iglesia Católica vivió una fiesta, es que tras diez años de preparación Esteban Dölling fue ordenado como diácono por Monseñor Jorge Lozano, Arzobispo de San Juan de Cuyo. Se trató de un gran evento para toda la comunidad religiosa que tuvo lugar en la Parroquia de Santa Lucía.

A días de la ordenación, dialogó con Diario La Provincia SJ y recordó cómo fue su recorrido de fe. "El llamado me llegó a mediados del 2008, y tomé la decisión después de hacer un discernimiento durante medio año en las jornadas vocacionales del seminario. En febrero del 2009 ingresé al Seminario y egresé en diciembre del 2017. El año pasado estuve en San José de Jáchal sirviendo como acólito y desde comienzos de este 2019 estoy en la Parroquia de Santa Lucía. Entré con 19 años al Seminario. Había terminado la secundaria, itenté entrar a Filosofía pero justo ese año no habían llegado al mínimo de inscriptos y no se abrió la carrera. Me acerqué mucho a la parroquia, fue un proceso de conversión en el que surgió el llamado", resumió. 

Sus primeros tiempos al lado de esta vida están cargados de anécdotas, pero recuerda con especial cariño la "trampa" que les hacía a sus padres para poder acercarse hasta el Seminario: "Creo que nunca es fácil para los padres asumir la entrega de uno de sus hijos a la vida de la iglesia y sobre todo cuando tenían otros proyectos.A mí me gusta jugar mucho a la pelota, y vivía de un partido a otro. Así que la excusa para reunirme los sábados en el Seminario sin que se enterara mi mamá era decirle que me iba a jugar un partido. Iba con la camiseta y me cambiaba en el Seminario. Fue recién en diciembre que les tuve que contar. De alguna forma lo esperaban porque percibían cambios en mí como que alguna orientación religiosa podía salir de eso. Es que acompañaba mucho al cura que estaba en la Parroquia, en ese momento estaba como vicario el Padre Gustavo Ortiz. Lo acompañaba a la unción de los enfermos, el servicio sacerdotal nocturno, a las charlas y los retiros. Así me fui enamorando de la vida sacerdotal. Se los conté por separado porque me pareció que cada uno necesitaba palabras diferentes, ambos se emocionaron y desde ese entonces me han apoyado mucho". 

Después de tanto estudio, comenzó a salir a la comunidad y la gente comenzó a llamarlo "Padre". "El seminario consta te cuatro años de estudio de filosofía y cuatro de teología. La primera vez que me dijeron Padre fue cuando empecé a cursar los estudios de teología, que es cuando empezamos a usar el cleriman que es el signo sacerdotal. Por más que no fuésemos todavía sacerdote, cuando íbamos a las iglesias la gente nos llamaba Padre. Mi primera experiencia ese año con la teología fue en la comunidad de Santa Bárbara en Pocito en donde compartí con el Padre Sergio Ramos y un compañero seminarista Emanuel Varas, y un cura que ya dejó el ministerio que se llama Armando Llanos". 

Este nuevo paso en su vida sacerdotal también le va a traer una gran alegría a su familia ya que como Diácono ahora puede oficiar matrimonios. "El 6 de marzo mi hermana Lucía se casa con Gastón Carosio. No sabíamos si íbamos a poder concordar con los tiempos, porque estaba la posibilidad de que me ordenara o ahora en diciembre o en el mismo marzo. Ella está muy contenta de que los pueda casar. Va a ser en la Basílica Desamparados porque siempre fue muy cercana a esa comunidad desde la juventud católica".

Por lo pronto, ya tuvo su debut en los bautismos. "Estuve una panfleteada en la Peatonal por la novena de Santa Lucía, y yo quería repasar el rito, pero llegué tan jugado que no tuve tiempo. Así que tuve la estrategia de hacerlo lento. Fueron tres chicos cuyos nombres creo que no me voy a olvidar nunca: Mateo, Olena Sofía y Tomás Santiago, todos nenes chicos", recordó con gracia. 

La fiesta de todos

Esta celebración implica un gran paso en su carrera por lo que requirió de mucho esfuerzo tanto de él como de toda la comunidad. "Fue todo un mes de preparación, de mucha ansiedad de querer que la fecha llegue. Recibí el entusiasmo de toda la gente, el ver que ellos se alegran con vos es muy lindo. Por eso todo se fue gestando con mucho cariño, ya que la comunidad preparó hasta el ágape y cada detalle. Los chicos del seminario prepararon litúrgicamente la celebración, siempre acompañándome. Este fue un acontecimiento de la Iglesia, del pueblo de Dios. Somos tomados del pueblo de los hombres para servir a los hombres. Pensé que en el momento iba a estar muy nervioso pero lo viví con mucha alegría, relajado, lo pude disfrutar", aseguró.

Este largo camino recién comienza, pero ya tiene en claro su objetivo como futuro Sacerdote. "En la homilía de la ordenación uno de los Obispos nos recordó que siempre seguimos siendo Diáconos porque seguimos estando al servicio del más pobre, del más necesitado, al servicio de la palabra, de la eucaristía y de la unidad del pueblo de Dios. Mi expectativa es vivir en ese espíritu de unidad, de fraternidad, de humildad, de entrega al servicio del que más lo necesita", sentenció. 

La celebración ya pasó y el nuevo Diácono se hizo un momento para agradecer a todos los que hicieron posible este evento. "Me gustaría agradecer públicamente a los que colaboraron con el evento, y sobre todo a aquellos que siempre han estado acompañándome en este proceso. Es un camino que no lo hacemos solos, siempre nos acompaña una comunidad, la del seminario, la de la parroquia de donde uno sale y las comunidades por las que he ido pasando, Pocito, Caucete, Chimbas, la Catedral. Las comunidades me han enseñado a tener ese olfato de pastor, si bien recién soy un minipastorcito, son ellos y de los sacerdotes de quienes he ido aprendiendo".

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