Miles de chilenos volvieron a salir este mediodía a las calles para exigir mejoras sociales, mientras el presidente Sebastián Piñera se preparaba para dialogar con líderes de distintos partidos políticos en busca de una solución a los problemas que derivaron en una rebelión popular en la que murieron 15 personas.
En Santiago, y por quinto día consecutivo, una multitud se reunió en la Plaza Italia y protagonizó una manifestación en el inicio pacífica. Similares concentraciones se reportaron en Valaparaíso y Concepción, entre otras ciudades.
Según el último balance oficial, durante los cinco días que lleva el estallido social murieron 15 personas, 11 en incendios declarados en medio de actos vandálicos o saqueos y los cuatro restantes por la represión de las fuerzas armadas o de seguridad.
Tres de los muertos por la represión fueron alcanzados por balas disparadas por agentes de seguridad y otro atropellado por un camión de la Armada en Talcahuano, ciudad vecina a Concepción, a unos 500 kilómetros al sur de la capital, informó la agencia EFE.
Los disturbios dejaron también un balance de cientos de heridos (al menos 88 de bala) y 2.643 detenidos.
La ola de violencia llevó al gobierno a decretar primero el estado de excepción en todo el país y luego el toque de queda en varias ciudades, en un contexto en el que Piñera llegó a decir que Chile estaba "en guerra con un enemigo poderoso e implacable" cuya procedencia y objetivos no identificó.
Anoche, Piñera tuvo una nueva aparición por televisión en la que ofreció la apertura de una vía de diálogo con los partidos de la oposición y una disposición para debatir medidas como una baja en los precios de los medicamentos y mejoras en los sistemas de pensiones, salud y educación.
Esa reunión estaba a punto de celebrarse este mediodía en el Palacio de La Moneda, a pesar de que algunas fuerzas políticas analizaban la posibilidad de ausentarse.