Aterrorizados. Así viven los pobladores del pueblo de Wangaratta, en Australia. Las viviendas de los vecinos están invadidas por una maleza que crece rápidamente y de manera desproporcionada pero que no es tóxica para los seres humanos. Los medios de prensa calificaron la situación de incomprensible y señalaron que las personas tienen "pánico por el peludo”
La hierba se ha desbordado producto de la sequía que golpea a esta zona australiana. El problema es mayor en las casas que colindan con potreros y campos.
Los gatos y perros no corren peligro, pero las ovejas y corderos sí se pueden ver afectados. La BBC indica que si estos dos últimos animales comen esta maleza en grandes cantidades pueden desarrollar una enfermedad conocida como "cabeza grande amarilla".