El milagro de Karol Wojtyla

La conmovedora historia de la mujer que fue salvada por Juan Pablo II

La costarricense Floribeth Mora Díaz no había cumplido 50 años cuando le diagnosticaron que iba a morir en un mes. Pero, cuando todo parecía perdido, un milagro la sanó. Mirá el video de su historia.
sábado, 6 de julio de 2013 18:09
sábado, 6 de julio de 2013 18:09
"Las explicaciones médicas están en los documentos. La explicación de Dios soy yo. Creo en los santos. Juan Pablo estuvo conmigo", aseguró Floribeth Mora Díaz al enterarse de que Juan Pablo II sería declarado santo por el papa Francisco.

 

"Dios me vuelve a mirar con ojos de misericordia. Para mí, Juan Pablo II siempre ha sido un santo", agregó. Su curación era el milagro que faltaba para culminar el proceso de canonización de Karol Wojtyla, fallecido el 2 de abril de 2005 y beatificado el primero de mayo del 2011.

Dos años atrás, Floribeth Mora Díaz se despertó un día con un muy fuerte dolor de cabeza que se fue agravando con los días. Menos de dos semanas después, tras realizarle estudios, los médicos le dijeron que padecía un aneurisma cerebral y que le quedaba sólo un mes de vida.

 "Regresé a mi casa sintiendo horror ante la muerte", contó en declaraciones a los medios.Pero cuando la desesperanza se apoderaba de ella, se encontró una madrugada con la ceremonia de beatificación de Juan Pablo II y, ya que era muy devota suya, comenzó a rezarle. Inmediatamente después, empezó a dormir bien.

 Pero el milagro comenzó a operar algunos días más tarde cuando, sin darse cuenta cómo, se puso a mirar detenidamente una foto del predecesor de Benedicto XVI que tenía en su cuarto y, súbitamente, una voz llegó a sus oídos: "Levántate, levántate, levántate; no tengas miedo". Ella le creyó, decidió levantarse y, pocos meses después, no sólo no se había muerto, sino que ni siquiera le habían quedado secuelas. "Sin ningún examen médico en mis manos sentí que en realidad estaba sana y que no tenía que temer", contó Floribeth.

Su historia cruzó el mundo rápidamente y, tras pasar por todas las etapas de contrastación y verificación correspondientes, fue declarado milagro por la Iglesia Católica.

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