1 de diciembre del 2012. Ésa es la fecha que Alejandra Silva nunca olvidará en su vida. Aquel día, su hijo, Ariel Tapia desapareció de forma misteriosa. Unos días después, el 6, su cuerpito apareció dentro de una heladera en la zona donde los policías habían estado rastrillando durante los días previos.
Este viernes se cumplen 10 años de aquella tragedia y el recuerdo continúa vivo en la memoria de aquella madre. "Este día es muy triste. A esta altura estábamos en plena búsqueda. Desapareció el 1 de diciembre y la fecha de autopsia indica que murió el 2 de diciembre. Es una fecha muy triste que nos genera mucha impotencia y dolor porque no encontramos a los responsables", explicó Alejandra Silva a Diario La Provincia SJ.
Ariel Tapia tenía por aquel entonces apenas 12 años de edad y la madre aún recuerda el día que se despidió de él por última vez. "Me fui de mi casa a las 6 de la tarde y él estaba jugando a los videojuegos en la notebook que le habían entregado del gobierno. Mi último recuerdo es irme y él estirando el pico largándome un beso", agregó Alejandra.
Por aquel entonces, a Ariel le gustaba hacer las compras y la madre le había pedido que fuera a comprar aceite. Le dejó el dinero y luego él avisó al hermano mayor que iba y volvía. Sin embargo nunca regresó. "Mi hijo más grande me llamó diciendo que no lo encontraba. Ariel hacía las compras de la casa porque él era quien no se olvidaba del vuelto. Le gustaba hacer las compras. Le dejé el dinero para comprar la botella de aceite y no volvió. Cuando me llama Ezequiel había pasado una hora de que lo estaba buscando", recordó.
A partir de ese momento todo fue un combo de malos accionares tanto de la justicia como de la policía. La madre de Ariel recuerda que no le tomaron la denuncia en ese mismo momento que desapareció y tampoco lo ayudaron a buscarlo los días posteriores. Eso hizo que su muerte fuera inevitable.
Sobre aquellos días, la madre contó con dolor: "no me recibieron la denuncia, no me ayudaron a buscarlo. Se perdió el sábado y recién el martes apareció la policía en mi casa para iniciar la búsqueda. En el momento que se lo encuentra, el jueves, la policía no hizo vallado para cubrir la escena del crimen. Y todos podíamos verlo, todos destapaban la heladera para ver cómo estaba mi hijo. Luego cuando levantaron la heladera, el dueño se puso a barrer y regar. ¡Cómo no lo dejan vallado!".
Desde aquel día, la familia de Ariel siempre sostuvo de que no lo mataron, sino que hubo alguien que provocó eso. Pero la impunidad marcó el caso de todas las formas. "Llegó un momento que lo puse en manos de Dios, vi que no avanzaba esto en nada. Siempre desde la Justicia me decían lo mismo. Últimamente me encontraba al juez Benito Ortiz en el colectivo y me decía si yo tenía alguna novedad y la última vez le dije 'es usted que me tiene que dar la noticia", lamentó.
"A 10 años el dolor sigue intacto, a Ariel lo voy a extrañar todos los días. Sigue conmigo todos los días desde que me levanto hasta que me acuesto. Siempre pido que si alguien vio algo, lo diga. Lo único que pido es que hagan una oración en memoria de él, que no se pierda el recuerdo de él", finalizó la mamá.
