La fuerza del terremoto del pasado 18 de enero recordó la violencia de los dos grandes sismos en 1944 y 1977, cuando la Iglesia de Santo Domingo, ubicada en Avenida Libertador y Entre Ríos, fue testigo de las tragedias naturales sanjuaninas. Una de ellas, la primera, obligó a demolerla debido a los daños con los que quedó; la segunda, a reestructurarla y reapuntalarla. Sin embargo, el sismo del lunes no pasó desapercibido y el templo volvió a quedar notablemente dañado.
Siendo un edificio simbólico de los grandes sismos en la provincia, debido a que allí se celebran muchas de las misas por los aniversarios del terremoto de 1977, después del lunes, en la imponente fachada de la iglesia pueden verse a simple vista notables roturas en las paredes que dejó en el suelo pedazos de revoque. Además, la entrada, con sus tradicionales puertas, también presentó daños en su parte externa, aunque aún no se sabe si eso afectó la parte estructural.
Adentro fue peor, ya que las paredes reflejan la fuerza del sismo y cómo fue percibido. En las paredes laterales del templo, también se abrieron pequeñas fisuras de forma vertical que dejaron restos de material en el piso, mientras que en la puerta de salida, que dan a Avenida Libertador, también pueden verse pequeñas grietas en el revoque.
Sin Embargo, en otra de las paredes internas el daño fue mayor, la rotura más importante se presenta en la pared en la que se ubica una de las imágenes religiosas, que de su costado izquierdo superior se desprendió un importante pedazo de revoque, y dejó escombros en parte de la base de la imagen, y el piso. Debido a la altura que caracteriza a la iglesia, gran cantidad de las roturas se presentan en la parte superior y en el techo.
Desde hace 72 horas, la iglesia se encuentra cerrada y con restricciones para su ingreso debido al peligro que representa. En el espacio frontal de entrada, diferentes cintas que advierten el peligro fueron desplazadas para evitar que cualquiera se acerque y un cartel que se repite en varios espacios, señala "Prohibido pasar. Se suspenden las celebraciones hasta nuevo aviso".
Una vez más, el templo de Santo Domingo, que en incontables ocasiones en la historia sanjuaninos fue protagonista de grandes hechos, hace que los ojos se posen sobre el. La mirada de los creyentes lamentan las roturas y la de equipo de profesionales, que evalúan los daños para las reparaciones.
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