La parroquia de Santo Domingo de Guzmán, en el barrio Parque Industrial en Chimbas, se convirtió nuevamente en el escenario de la fe en honor al patrono San Cayetano. Este 7 de agosto fue diferente a la fecha de años anteriores. Para esta ocasión, la comunidad religiosa debió ajustarse a los protocolos sanitarios por prevención del coronavirus sin embargo la devoción se mantuvo intacta y cada sanjuanino, desde su lugar, elevó su pedido por trabajo.
Este viernes, los sanjuaninos comenzaron a movilizarse desde temprano, atentos a que la capacidad del templo sólo estaba limitada para 70 personas. Lejos quedaron aquellas postables de la parroquia "abarrotada" de personas con su ramita de trigo en la mano y la pieza de pan en la otra. En esta ocasión se sacaron los bancos y se colocaron sillas distribuidas con una distancia de 2 metros entre cada una.
Quienes llegaron temprano pudieron anotarse para ingresar a la ceremonia de las 10 y de las 11.30. Las demás personas deberán esperan para participar de la celebración de las 16, las 17.30 o 19 horas. Una vez que todos los datos quedaban registrados en un cuaderno, se los desinfectaba e ingresaban obligatoriamente con el barbijo. Adentro del templo debían permanecer con el mismo sin excepción alguna.
Una vez que la ceremonia terminó, el cura párroco hizo la tan deseada bendición de los panes y se pidió la desconcentración ordenada sin hacer una tradicional acción que era común para esta fecha: hacer fila para tocar la imagen del santo patrono. Por protocolo, todos los bustos de los santos fueron "aisladas" para que los fieles no las toquen y así preservar la salud ante cualquier riesgo.
Al mediodía sí se hizo una tradicional caravana, sin procesión, que recorrió las calles con la imagen de San Cayetano y que generó la respuesta inmediata de los fieles levantando los pañuelos y elevando una oración para que "el pan y el trabajo no falten en cada hogar".
Un "folclore" que sí se mantuvo, pero en baja medida, fue el que todos los años moviliza a muchos fieles en los alrededores del templo. En las afueras se colocaron algunas mesitas para ofrecer pan e imágenes del santo patrono. Además no faltaron aquellos que, como todos los años, llevaron sus ofrendas para repartir entre las personas que se dieron cita en el lugar.
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