Este 2 de octubre Argentina celebra el Día del Encargado y Ayudante de Edificios, y en la provincia, un sanjuanino lo celebra de manera especial. Se trata de Daniel Molina, el hombre que se encuentra encargado de uno de los edificios ubicado sobre Avenida España, hace casi 30 años y de la mano del cual supo comenzar su familia.
Daniel es papá de 5 jóvenes y uno de ellos ahora su compañero en la cuadra, ya que hace tiempo comenzó a desarrollar tareas cerca del consorcio. Vecino de algunos de su familia y a la vez, enlazado con los propios inquilinos, el hombre supo formar importantes lazos en su profesión.
“Trabajando en esto se conoce a mucha gente, es muy lindo porque creas relaciones que duran, además aprendes a conocer a cada una de las personas y eso también te enseña. Ellos necesitan a alguien en quien confiar y ese alguien es uno”, comenzó relatando Daniel Molina a Diario La Provincia SJ.
Siempre al pie del cañón, los que lo conocen saben que lo van a encontrar tanto en la vereda, como así también en los alrededores del edificio atendiendo alguna inmediatez, o simplemente dispuesto a ayudar en lo que se necesite.
“Formamos como una familia, ya nos conocemos entre todos y sabemos lo que cada uno necesita y hasta las mañas. Llego al edificio cerca de las 8:30 de la mañana y lo primero que hago es comenzar con el reparto de la correspondencia, además de revisar que todo esté en orden, bombas y sistema de agua y ver si alguien necesita algo…”, detalló sobre su trabajo el cual corta unas horas pasado el mediodía y regresa en la tarde.
Y como familia que siente a cada uno de los miembros del edificio, asegura que en este tiempo de coronavirus su trabajo se duplicó, pero en cuidados para los mayores que lo necesitan y se sienten resguardados y confiados con su servicio.
“Generalmente con esto es con lo que sostengo la familia, pero siempre tuve otras actividades, me dedico también a la seguridad privada”, contó y agregó sobre la labor de portería que “en este tiempo de pandemia se complicó un poco más ya que acá vive gente grande, que cuando empecé eran jóvenes pero ahora pasaron los años, entonces necesitan más cuidados. Se trabaja más en la limpieza y ellos mismos tratan de no salir o tener contacto con carteros, por eso el trabajo se vio un poco más incrementado”.
“Acá me pasaron muchas cosas lindas hice muchas amistades y hasta nos convertimos en familia, uno de los inquilinos ahora es mi compadre, se convirtió en el padrino de uno de una de mis hijas más grandes. Esos lazos son muy fuertes, por eso también nos pega cuando alguien que queremos mucho se va, sabemos que son cuestiones de la vida pero duele”, agregó.
Sabiendo bien lo que hace y comprometido con su tarea, el hombre espera que el momento de su jubilación llegue de la mano de su labor, y tener el orgullo de decir que toda su vida supo mantener y cuidar, más allá de sólo un edificio, familias que se convirtieron en la propia. “La vida es una caja de sorpresas, me gustaría jubilarme de esto aunque todavía falta algo de tiempo. Mientras tanto se sostiene y se disfruta”, finalizó en su día.
