Historias

Dique de Ullum: a 48 años del primer paso para construir el embalse vital para San Juan

En octubre de 1971 se realizaba la apertura de sobres para conocer las propuestas para la obra que cambiaría la planificación hídrica y turística de la provincia.
domingo, 27 de octubre de 2019 08:48
domingo, 27 de octubre de 2019 08:48

El Dique de Ullum seguirá siendo el embalse que cambió la historia de San Juan en cuanto a la posibilidad de resguardar el recurso más valioso en una zona desértica: el agua. Después del paso de gestiones de gobernadores y de intenciones de llevarlo adelante, finalmente en octubre de 1971 se abrieron los sobres para conocer las propuestas para convertir parte de la Quebrada de Ullum en un gran espejo. Un mes después, ese mismo año se puso la piedra basal y la empresa Panedille quedó a cargo de llevar adelante el levantamiento de un gigante.

A la vez, los ulluneros y los sanjuaninos se iban despidiendo del tradicional Puente de Ullum que quedó bajo el agua cuando empezó a llenarse el embalse, en diciembre de 1979, un acontecimiento histórico y que pudieron seguir cientos de sanjuaninos desde los márgenes del río San Juan. Un hecho que marcó un antes y después y que generó gran expectativa en la provincia y el país.

Las obras del Dique de Ullum se llevaron adelante en paralelo con la planificación de la actividad agrícola que era, en ese momento, base de la economía de nuestra provincia. Era una obra monumental que llevó a considerar una nueva forma de manejo del riego y la importancia fundamental que pasaban a tener los canales para la distribución hacia toda la zona de influencia. Se trataba de una forma de ganarle al clima que podía ser bondadoso con la nieve en Cordillera o todo lo contrario.

En tanto duró el proceso de construcción, la gente ya visitaba las inmediaciones para ver el gigante que se erigía con su paredón e imaginar cómo sería el llenado de ese lugar. Ya en ese momento se empezó a hablar de la explotación turística y también de lo que más adelante, sería la aparición de los complejos del perilago. Un cambio rotundo que implicaba incorporar las imágenes de lanchas surcando el espejo y "playas" soñadas.

Finalmente, la inauguración oficial llegó en diciembre de 1980 con una cobertura periodística impresionante. La apertura de las compuertas para ver los chorros de agua que empezarían a llenar el dique era la actividad estrella. Le siguieron las exhibiciones de destrezas acuáticas con lanchas y esquíes. Algo nuevo se vivía en la provincia y nadie quería perdérselo. Varios veranos pasaron tras ello y la transformación del espejo del agua con infraestructura turística. También, los castigos por la sequía. Pero lo que nunca se perdió fue el encanto del dique, aunque ahora ya sea el hermano mayor de otros embalses que también dan vida al agreste San Juan.

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