Policiales

Bronca en Sarmiento: saquearon la Capilla de San Pedro de Huanacache

Otra vez la delincuencia puso foco en la fe. Es la segunda vez que roban en la humilde iglesia ubicada a 20 kilómetros de Media Agua.
sábado, 19 de enero de 2019 22:14
sábado, 19 de enero de 2019 22:14

Por necesidad, por hacer daño, con el motivo que sea, otra vez delincuentes ingresaron al predio de la Capilla de San Pedro en Guanacache (o Huanacache) y arrasaron con todo.

"La capilla queda a 20 kilómetros de la Villa Cabecera de Media Agua. Es la segunda vez que nos pasa esto. La primera vez fue en el 2018 y nos llevaron casi todo. Dos garrafas, bebidas, descartables, tachos para hacer el chocolate de 100, 50 y 30 litros, los cubiertos, etc., y de la capilla sacaron el equipo de sonido, que eran cuatro parlantes grandes", contó a Diario La Provincia Lorena Alanis, una voluntaria de la iglesia.

Algo similar ocurrió hace pocos días. "Nos volvieron a llevar todo otra vez, por suerte entraron nada más a la parte de la cantina y no de la capilla propiamente dicha. Hicimos la denuncia en la policía y no encontramos nada por el momento", agregó la mujer.

Todo lo que estaba ahí, se había logrado juntar gracias al esfuerzo de muchos sarmientinos. "Lo que habíamos recuperado gracias a las donaciones de la gente, del Intendente, del Consejo Deliberante", recordó.

Sarmiento y la fe en jaque
No es la única iglesia que ha sufrido estos ataques. Diario La Provincia publicó en varias ocasiones el testimonio de los voluntarios de la Capilla de Retamito. 

En Sarmiento, casi en el límite con Mendoza, se erige un humilde pueblo llamado Retamito. En este lugar, alrededor de los años 50 se consagró una pequeña capilla a la Virgen del Valle, legado de un fallecido vecino don Fortuito Salman y su esposa Cecilia.

A varios kilómetros a la redonda no hay más que campo, y como dice el dicho, la ocasión hace al ladrón. En este lugar muchos delincuentes tuvieron la ocasión. A comienzos de noviembre, la dejaron casi desmantelada. Se llevaron desde las aberturas de la ventana hasta luminarias, mesas, baldes de pintura, grifería, sillas y hasta el cáliz de la Sacristía.

No pasaron ni tres meses y volvieron a ingresar para robar lo poco que quedaba, esta vez, hasta los inodoros.  


 

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