Historias

Vanina Molina, la mamá payamédica que endulza almas con la mirada y lucha por Casas Viejas

Sanjuanina y solidaria hasta la médula, la joven impulsa una misión para la localidad rural y contagia con alegría la labor de "reparar corazones" con la gracia del amor.
domingo, 21 de octubre de 2018 08:46
domingo, 21 de octubre de 2018 08:46

Vanina Molina Demartini lleva sus misiones de vida grabadas en el alma: ser mamá y ayudar a quien necesita un abrazo en el alma para sobrellevar las pesadas mochilas de vida que cargan, sean niños o adultos. Aunque es Payamédica desde hace tan solo un año, parece que hace mucho que lleva alegría a las almas que "por algo, Dios quiso" que conociera, como resalta en su charla con este diario.

Y en su día de la Madre, celebra doblemente con sus dos hijos que ya "germinan", como a ella le gusta decir, el trabajo solidario y por un proyecto que la llena de esperanza: mejorar la vida de los sanjuaninos que viven en la localidad de "Casas Viejas".

"Si uno no es solidario desde el núcleo de la familia; nada bueno puede salir hacia el exterior de ella. Por eso, desde casa y con la fuerza de la oración, encaro esta labor que no es fácil y requiere tiempo y compromiso. Mis hijos me acompañan desde el amor y el respeto. La más chica, de 11 años, reunió juguetes para llevar a Casas Viejas y se preocupó porque cada uno luciera como un regalo especial, con sus paquetes y moños. Y el más grande, de 17 años, comenta sobre mi trabajo con sus compañeros para conseguir ayuda. Ellos ya han visto otras realidades al visitar Casas Viejas y van asumiendo un compromiso con el otro", señaló una de las Mamás Solidarias del año, de Expo Mamá, a Diario La Provincia.

Vanina, que hace 22 de sus 39 años de vida que se dedica a otros desde la solidaridad, contagia desde sus palabras lo que siente desde que conoció cómo se vive en Casas Viejas. "Allí hay una docente mamá que deja a sus hijos por varios días para ir a enseñar. Eso hay que destacarlo. Desde hace 3 años la escuela se dedica a mejorarles la vida. Se aprende desde lo académico y desde el amor, porque allí había tres generaciones de analfabetos", destacó.

Junto a Payamédicos y quienes la acompañan en el grupo "Un ángel para mi vida" (un lema cuyo origen prefiere preservar y cuidar) llegó para construir una red de ayuda y contención en ese lugar. "Necesitan un camino accesible para todos los vehículos. Ahora sólo se pueden hacer los 50 km. con una 4x4. Sé que es caro, que es una obra importante pero el Estado debe garantizar la accesibilidad a los sanjuaninos de Casas Viejas. Ellos están "fuera del sistema". Necesitan agua potable, electricidad y viviendas dignas. Pero ante tanta necesidad hay que comenzar por una de ellas y es el camino. Y parece mentira pero hay muchos sanjuaninos que no saben de Casas Viejas. Me preguntan desde dónde está hasta cómo pueden colaborar", dijo emocionada.

Mientras trabaja para visibilizar a esa comunidad, lleva su agenda de presentaciones de "Payaescuela" para llevar su magia a chicos y grandes. "Con mis 9 colegas payamédicos vamos por las escuelas dónde sólo basta mirar a un niño a los ojos para conocer sus necesidades. Cada chico es un ángel y es el futuro. Y no sólo puede tener necesidades materiales sino sobre todo, las emocionales por las pesadas mochilas que cargan. Nos encontramos con pequeños que nos piden que los abracemos una vez más; que me dicen "no te vayas" o "volvé pronto"; que con su falta de amor piden a gritos que sanes sus heridas. Sé que en un contacto con ellos puedo dejar una huella, una frase que los marque y los aliente a salir adelante", detalló con su voz serena y convencida. 

Y es que Vanina considera que "se sanan almas a través del amor y la inocencia" que se activa al permitirnos jugar y reír. "Eso les pasa a los chicos y a los adultos por igual. Cuando crecemos, nos endurecemos pero la inocencia está allí. El alma habla y dice lo que el otro necesita. Podemos saberlo con sólo permitirnos mirar a los ojos a alguien. Trato de buscar al otro al mirarlo. Eso es lo que les digo a los chicos y a los jóvenes con los que trabajo: que hay que dejar de lado a la tecnología y al celular cuando nos desconectan de la realidad y vivir junto al otro".

Por eso, en este día de la Madre, ella recuerda que todo lo que hace se conecta con su misión y estilo de vida. "Dejamos semillas en los hijos y en otras personas esperando que en algún momento y bajo la forma que sea, germinen para llenar de amor a otros. No quiero pasar por esta vida sin haber dejado algo, un abrazo que repara el alma o una mirada que llene el corazón. Todo esto no sería posible sin la fortaleza reparadora de la oración y de la fe; con nuestro Dios que nos pone ante situaciones para ser sus instrumentos y obrar siempre para bien", sentenció.

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