sábado, 16 de noviembre de 2013
21:56
Monseñor Emil Paul Tscherrig, el embajador de la Santa Sede llegó a San Juan para participar del cierre del Año de la Fe y fue el encargado de presidir la ceremonia religiosa ante más de siete mil fieles en el estadio del Parque de Mayo.
Con la presencia de sacerdotes y religiosos de toda la provincia, el encuentro fue una verdadera fiesta de la iglesia Católica. La ceremonia, que incluyó la bendición con agua bendita sobre toda la comunidad presente, trató sobre la necesidad de confiar en la palabra de Dios y su mandato. Pero además en buscar en la fe la renovación del espíritu que conducirá a los fieles hacia Cristo Señor.
"Le agradezco a su arzobispo Monseñor Alfonso Delgado el haberme invitado a compartir con ustedes esta fiesta de la fe. Los saludo en nombre del Santo Padre Francisco que los acompaña con la oración. Como un signo de su cercanía y en comunión con ustedes tendré el privilegio de impartirles su bendición apostólica al final de la celebración. También los invito a recordar al Papa Francisco en su oración diaria porque él es nuestro padre en la fe", inició Tscerring la ceremonia.
"Como el sucesor de Pedro, el Papa Francisco confirma a la comunidad católica universal en la fe de Cristo de Dios. Como pedro continúa la invitación a profesar la fe de los apóstoles que nos habla del amor fiel en la infinita misericordia que dios da a todos los hombres y todo lo creado. El Papa precede la comunidad de los fieles y es el centro de la unión y comunión. Bajo su guía peregrinamos hacia nuestro destino final que es la comunión con Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo", prosiguió.
Por otro lado, el embajador de la Santa Sede destacó cuál fue el fin del Año de la Fe y destacó las palabras del mismo Papa Benedicto XVI: "desde el comienzo de mi ministerio como el sucesor de Pedro he recordado la exigencia de descubrir el camino de la fe para iluminar de manera más clara la alegría, el entusiasmo más renovado del encuentro con Cristo. Según el Papa Benedicto el camino de la fe debe conducirnos al encuentro con Cristo Señor. Por lo tanto el primer deber de la iglesia es rescatar a los hombres del desierto y conducirlos al lugar de la vida en plenitud. La proclamación del año de la fe es por consiguiente una invitación a la convocación y renovación individual y comunitaria de la fe".
Por último el nuncio apostólico recordó que la familia es un eslabón muy importante para mantener la fe en las nuevas generaciones. En este contexto señaló que su vida fue tocada por la gracia de Dios y que eso lo ha transformado en una nueva persona y como dice la Sagrada Escritura en una nueva creación. "Recuerdo con mucha gratitud a mis padres y mi familia. Son ellos los que grabaron en mi corazón la fe y con los años ha ido creciendo y ha llegado a un punto de referencia para toda la vida. no obstante la dureza de que tenían ocho hijos", finalizó.
