Columna de opinión

La verdad los hará libres

domingo, 10 de agosto de 2014 11:09
domingo, 10 de agosto de 2014 11:09
Por: Ivan Grgic 
 
Muchas frases de Jesús de Nazaret se han volcado al lenguaje cotidiano: "por los frutos los conocerán”, "hay más alegría en dar que en recibir”, "el mandamiento más grande es el amor”, la simbología de la cizaña sembrada con el trigo, o la expresión "la verdad los hará libres”. Esta frase se encuentra en el capítulo 8 del Evangelio de Juan luego del encuentro con la mujer que quieren apedrear por adúltera y escucha del Nazareno: "yo no te condeno, vete en paz”. Jesús afirma que es la "luz de la vida” y la presencia del mismo Dios entre los hombres cuando agrega: "si se mantienen en mi palabra serán verdaderamente mis discípulos, conocerán la verdad y la verdad los hará libres” (vers. 31-32). De aquí que el primer desafío humano, para la libertad, es conocer la verdad. 

Conocer la verdad es perseverar 36 años en la búsqueda de un nieto luego de despedir a una hija en el corazón. Conocer la verdad es permitir durante 36 años que el desafío personal se transforme en desafío social. Conocer la verdad es admitir que durante 36 años la meta insaciable del corazón de una abuela sea el ícono de una sociedad que busca verdades escondidas, tapadas e ignoradas en todos los órdenes de la vida. El rostro de Ignacio Hurban, hijo de Laura y Oscar, nieto de Estela, el número 114, se convirtió en agua de la esperanza para muchos, la mayoría en la Argentina. Se puede conocer la verdad. Se puede ser libre.

Conocer la verdad es tener 7 hijos, dos de ellos del corazón, con la mujer que se ama cada día. Conocer la verdad es sentir que se puede estudiar derecho con esa familia y ser juez. Conocer la verdad es asumir convicciones cristianas para amar sin discriminar a nadie. Conocer la verdad es compartir esa fe en ámbitos de catequesis por toda la provincia, y ser maestro de tantos. Conocer la verdad es contribuir a la grandeza del fútbol como dirigente. Conocer la verdad es sentir que pueden calumniar funcionarios y los medios solo por buscar rating. Conocer la verdad es recibir el homenaje de un trapito en la morgue, cuando se ha fallecido, porque recibió lo material y la sabiduría sólo por amor. Moisés "Gogo” Moya partió con ese corazón, sembrando siempre con la generosidad de los grandes. Conoció la verdad y ya debe saber eso de la "gloriosa libertad de los hijos de Dios” en el cielo. 

Estela, Gogo y tantos otros amplifican cada día su camino interior de libertad en la verdad.  Pero cuando se quiere poner velos que puedan comprometer la comodidad, los privilegios, los miedos, o la presencia de cualquier grupo aplaudidor, la verdad empieza a ser encubierta, disimulada o desfigurada, con evidentes pactos de impunidad. Del otro lado están los obstáculos del que debe conocer la verdad, cuando también quedan comprometidos su comodidad, sus privilegios, sus miedos, su entorno y aún su propia libertad con esa revelación. Es que animarse a conocer la verdad implica aceptarla y decidirse a dar un paso más en la propia interioridad, allí donde se halla la verdad de uno mismo. 

Un país o una comunidad, una abuela y un nieto, un juez o una pareja, guardan un eterno y profundo anhelo de libertad, esa que solo brota de la verdad conocida y aceptada, que sirve nada menos que para amar y ser feliz. 

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