Subsidio-dependientes

Para gran parte de los economistas los subsidios deben ser pasajeros, mientras se instrumentan medidas para generar su valor mejorando la productividad o el valor agregado de los consumidores.
domingo, 27 de abril de 2014 08:26
domingo, 27 de abril de 2014 08:26

 Por Raúl Moreno. Contador Público. MBA

Esta semana dos empresas sanjuaninas manifestaron problemas con su rentabilidad que han derivado en reducción de sus actividades por ahogo financiero. Estas empresas han sido subsidiadas por el Estado de una u otra forma. Es evidente que no pueden en este momento dejar de recibir subsidios, lo que deberíamos preguntarnos es cuáles son las medidas que se deben tomar para que no se conviertan en Subsidio-dependientes.

Los subsidios son una herramienta de la economía que nos permite lograr que en un mercado los productores ofrezcan más producto cobrando el precio real y los consumidores paguen un precio ficticio sustancialmente menor al que recibe el oferente.

 

Como ambas partes cobran o pagan precios distintos hay un tercero que debe intervenir haciéndose cargo de la diferencia, ese tercero es el Estado, es decir, somos todos.

 

Todos los gobiernos utilizan subsidios de uno u otro tipo para alcanzar los objetivos de su política. Dichos objetivos pueden ser de lo más variado, por ello pueden estar orientados a estabilizar los precios al productor o consumidor, fortalecer las industrias importantes, ofrecer un suministro estable de bienes de consumo agrícolas o industriales, desarrollar recursos energéticos, fomentar el empleo, o alentar la conservación. También en todo el mundo los gobiernos financian periódicamente diversos programas de investigación, educación, artes y humanidades, definidos como "bienes públicos” que merecen ser subsidiados.

 En la Argentina se decidió subsidiar un conjunto de actividades heterogéneas, que van desde el transporte público hasta el fútbol y otras tantas que sería muy largo enumerar.

Es decir, todos nosotros mediante nuestros impuestos logramos que el jugador de fútbol de primera división siga cobrando su merecida remuneración, que es mucho mayor a la que cobran los demás trabajadores del país.

 Claramente, en los últimos años, el gobierno realiza un gran esfuerzo para pagar estos subsidios, esfuerzo que resulta más evidente cuando la economía no crece y puede entrar en recesión.

Entonces, como ocurre siempre que a alguien "no le alcanza”, nos proponemos "recortar” esos subsidios, aunque la pregunta sigue siendo por dónde empezar.

 

Es claro que si alguien vive en un edificio donde paga más de un salario mínimo en expensas, no tendría que tener los servicios públicos subsidiados.

 

Cuando la presidenta ganó las elecciones el octubre de 2011, uno de sus primeros anuncios fue que se iba a crear una comisión para estudiar la eliminación de 600 millones de pesos en subsidios. En los primeros meses del 2014 también se anunció, no la reducción, sino la "reasignación” de subsidios. Hasta ahora, no han pasado más que de anuncios y algún que otro barrio al que se lo ha dejado sin subsidios.

 

Parece que nuestra economía no puede caminar por sí sola, tiene que tener variados subsidios. En este punto, necesito que se entienda que no estoy hablando de cortar con las ayudas a la gente necesitada, estoy hablando que no se pueden distraer subsidios para gente adinerada.

 

El error, si existió, fue subsidiar la oferta y no la demanda, subsidiar la oferta de gas, agua, luz, pasajes, carne, fútbol, notebooks, educación, salud, financiación y no subsidiar a los que realmente necesitaban esa ayuda y en la medida de sus necesidades.

 Sin embargo, no son pocos los que piensan que las políticas de subsidios generan dependencia de quien los recibe. Para gran parte de los economistas los subsidios deben ser pasajeros, mientras se instrumentan medidas para generar su valor mejorando la productividad o el valor agregado de los consumidores. De lo contrario, lamentablemente, siempre seremos subsidio-dependientes.

Valorar noticia

Comentarios