Por Raúl Moreno. Contador Público. MBA
Por estos días, una campaña publicitaria de un banco, nos llama la atención a diario en los medios de comunicación del país. La campaña, desarrollada por los creativos de la agencia DDB, se llama "Estás dulce” y presenta escenas de la vida cotidiana donde los protagonistas muestran un inusual grado de generosidad.
Varias culturas tienen la tradición de regalar dulces para sus fiestas a los niños o a los ancianos. A modo de ejemplo me viene a la memoria la frase "trick or treat” (adaptada al castellano como "Dulce o truco”), que tiene su orígen en la celebración de Halloween y cuyo significado revela que el "truco” es una amenaza de broma a los dueños de casa en el caso de que no se proporcionen dulces a los bromistas.
La generosidad, sin embargo, no fue la principal característica del gobierno argentino al momento de reconocer merecidos ajustes a las variables económicas que, por efecto de una inflación creciente, quedaban obsoletas para los fines que fueron creadas. Es más, para prueba basta mencionar que durante el 2012 no se actualizó el Mínimo no imponible del impuesto a las ganancias y durante el 2013 se actualizó dos veces.
Tampoco durante los últimos diez años se modificaron los parámetros que ordenaban la categorización de los monotributistas los que habían quedado completamente desactualizado. Desde las elecciones primarias en adelante, los últimos anuncios del gobierno actualizaron Ganancias y Monotributo, como también se aumentó el límite de ingresos para percibir asignaciones familiares.
Pero esta supuesta generosidad llevaría a interpretar un optimismo que no es tal. No es que al gobierno argentino le sobre la plata, muy por el contrario, el déficit fiscal y el déficit en la balanza de pagos (motivado en gran parte por una aguda crisis energética), han derivado en una espectacular pérdida de reservas del Banco Central, que ya cayeron más de un 20% en lo que va del año y siguen disminuyendo a un promedio de 1000 millones de dólares por mes.
Como la premisa es ser optimistas, esta semana se proyectó en el presupuesto anual un crecimiento de la economía del 6,2% para el año que viene y también se proyectó un dólar a 7,5 pesos para el 2016, mientras el Banco Central de Brasil (nuestro más estrecho aliado comercial) pronostica, por tercer mes consecutivo una inesperada recesión carioca.
Si estimamos que las condiciones no cambiarán mucho, que al gobierno le quedan 24 meses en el poder y que hay 23.000 millones de dólares a pagar entre el año que viene y el 2015, se prevee que la Argentina llegaría a fines de ese año con una situación muy ajustada.
No será difícil entonces predecir esta vez quién pagará los dulces.