Grandilocuentes

Se especulaba con una fuerte devaluación del peso argentino o algún otro golpe de efecto.Sin embargo, lo primero que dejaron en claro fue que “No vamos a hacer anuncios grandilocuentes, lo que nosotros vamos a llevar es tranquilidad para los argentinos”
domingo, 24 de noviembre de 2013 08:21
domingo, 24 de noviembre de 2013 08:21

 Por Raúl Moreno. Conrador Público. MBA

El forzado receso de la presidenta le sirvió, no solamente para recuperar su salud, sino también para oxigenar su gabinete y muchos quisimos ver en estas nuevas figuras la capacidad para sortear los angustiantes problemas por los que pasa la economía argentina.

En distintos ámbitos se especulaba con una fuerte devaluación del peso argentino, como una forma rápida de lograr competitividad para los productos exportables o algún otro golpe de efecto.

Sin embargo, lo primero que dejaron en claro fue que "No vamos a hacer anuncios grandilocuentes, lo que nosotros vamos a llevar es tranquilidad para los argentinos”. Inmediatamente nos preguntamos si lo dicen porque no tienen qué anunciar o porque el último anuncio grandilocuente resultó ser un blef.

El último anuncio "grandilocuente”, lo dieron el Martes 7 de Mayo de este año, por la tarde, todo el gabinete económico (Guillermo Moreno, Hernán Lorenzino, Mercedes Marcó Del Pont, Axel Kicillof y Ricardo Echegaray), tres de los cuáles ya no pertenecen al mismo, cuando se sentaron por primera vez en toda la historia del gobierno kirchnerista y esbozaron lo que, según ellos, serían los instrumentos más eficaces para dinamizar la economía, el CEDIN y el BAADE.

La exposición, que duró unos 48 minutos, fue encabezada por el entonces viceministro de economía, Axel Kicillof, que ocupó 21 minutos (casi la mitad del tiempo total) y el entonces ministro de economía, Hernán Lorenzino, que apenas ocupó 5 minutos. Quedaba claro, según esta distribución del tiempo de exposición, quién ocupaba un cargo formal y quién era el encargado de elaborar la política económica.

Es valioso hoy repasar la exposición de Axel Kicillof de aquella tarde, dedicada especialmente a interpretar la bimonetización de la economía argentina, dejando en claro las consecuencias nefastas que habían tenido para el país las sucesivas megadevaluaciones periódicas del peso.

Vale la pena repasar algunos conceptos vertidos por Axel aquella tarde de Mayo: "En cada hito de megadevaluaciones, una calamidad por 50 años, se desencadenaba un proceso inflacionario con sus consecuencias sobre el creciemiento de la economía”. "Todas las devaluaciones son inflacionarias y son recesivas. Es una experiencia histórica que tenemos los argentinos, cae el salario real y cae la participación de los asalariados en el ingreso, redistribución de la riqueza, aumenta el desempleo y la pobreza”. "Porque la devaluación se daba porque no alcanzaban los dólares de la Balanza Comercial (Hoy tenemos superavit)”.

Pero no es la devaluación la causa primera sino más bien una consecuencia de la inflación. Por ello la devaluación trata de corregir tardíamente los desfasajes que generan los períodos inflacionarios. Deberíamos concentrarnos entonces en resolver las causas más que discutir sobre los efectos de las consecuencias.

 En los últimos meses, si bien baja el ritmo de la emisión monetaria, la inflación sube en un escalón y se ubica, según todas las mediciones privadas, sobre el 2% mensual, o lo que es lo mismo, un 28% anual. Lo que ocurre en la actualidad es que hay un "sobrante” de pesos en el mercado. Las personas no quieren mantener dinero en efectivo, compran bienes, dólares y todo lo que consideren necesario para escapar del peso que pierde valor cada día, avivando la inflación.

 Aquí el "nuevo” gabinete económico incurre en un error conceptual, al sostener que la inflación es generada por los "formadores de precio”, por ello, entre los conceptos (poco grandilocuentes) expresados se encargaron de resaltar que "Vamos a estimular un sistema de negociación con todos los sectores de la cadena de valor, para que la cadena de valor se fortalezca” y "Que no haya ningún vivo que se apropie del excedente ajeno”. Traducido al lenguaje sencillo es volver a los famosos controles de precio. Nada Grandilocuente. Nada nuevo.

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