El caso es escalofriante. Una mujer murió por motivos que ahora se investigan, y su pareja grabó 11 videos con el celular en todo el proceso agónico sin pedir asistencia médica para salvarla. La mujer se llamaba Susana Cortés, era ciudadana catalana y tenía 42 años de edad. Quien está detenido por el caso es su pareja, un argentino de 49 años de edad cuya identidad fue difundida este miércoles: Mariano Daniel Vásquez, oriundo de Capital Federal.
La historia conmueve no solo a España y Argentina sino también a varias partes del mundo. El hombre está detenido, en el contexto de una investigación que se realiza para ver si él ejerció violencia de género sobre ella, que desencadenó su muerte. Lo cierto es que hay pruebas que lo complican por abandono de persona, ya que durante las horas previas a la muerte de la mujer, nunca pidió ayuda.
Según relató Infobae, Susana y Mariano se conocieron una fría noche de febrero en la localidad de Gavá, en Barcelona. En aquella ocasión, él le contó que era argentino y le dijo que era dentista de profesión y que vivía hace más de diez años allá. A partir de ahí comenzaron una relación que duró cuatro meses. El 18 de junio, ella apareció muerta en su departamento.
El cuerpo de la mujer fue encontrado desnudo, tirado en el suelo del living y con un importante hematoma en la cara. La autopsia reveló que la muerte fue producto de un shock hipoglucémico, a raíz de que era diabética.
Pese a esto, la fuerza policial secuestró los teléfonos de ambos y el Juzgado de Instrucción Nº 2 de Gavá pidió detener a Mariano. A su vez ordenó analizar diversas líneas de investigación.
El 18 de septiembre quedó detenido bajo la causa de “homicidio, malos tratos y omisión de socorro”.
Ahora se trata de determinar si Susana murió tras un homicidio culposo o fue asesinada con absoluta intención, dolo.
El infierno que vivió la mujer
Susana vivió un verdadero infierno que ocultó a su familia. Así lo creen los hermanos de ella quienes relataron que Mariano la habría llevado a alejarse de todos incluso de su propio hijo de 13 años, quien habría presenciado algunas escenas violentas.
“Su nombre es Mariano Daniel Vásquez. A este sujeto lo conocimos entre marzo y abril. Tuvimos una comida en un campo cercano, era el cumpleaños de la esposa de mi sobrino. Y Susana decidió traerlo al encuentro para presentarlo”, relató Daniel Cortés, el hermano mellizo de Susana, a Infobae en un diálogo telefónico.
“En principio no nos llamó demasiado la atención. Era simpático, no hablaba demasiado. Se le notaba el acento argentino y parecía ser cariñoso. Nos decía que era dentista, que había estado en dos clínicas de Barcelona que cerraron y que se encontraba a punto de abrir una nueva clínica odontológica”, contó.
Según pudo averiguar Infobae, Mariano nunca fue contratado en Argentina en una clínica, al menos en blanco. Porteño, con un domicilio fiscal en una casa de una ex esposa de un familiar suyo en un edificio de Palermo, su único trabajo argentino en blanco fue en 2012 en una empresa constructora.
A fines de abril, Susana se empezó a distanciar de su propia familia. Ya no invitaba a ninguno de sus hermanos a su departamento y parecía pasar todo su tiempo libre en compañía de Mariano. Paradójicamente, la investigación posterior de la policía española permitiría determinar que ese período coincidió con los presuntos episodios de violencia de género del argentino contra Susana.
“A finales de abril, mi hermana sufrió la fractura de una de sus costillas y tenía toda la espalda llena de moretones. Ella nos dijo que se había caído contra un sofá. Era extraño, pero le creímos”, afirmó su hermano: “Estuvo como tres semanas sin ir al bar a trabajar. Y lo peor es que cuando nosotros la llamábamos para ayudarla por su diabetes o para asistirla para moverse, este hombre nos decía que no hacía falta y que él estaba para cuidarla”.
Entre mayo y mediados de junio, la relación de Susana Cortés con sus hermanos se convirtió en un vínculo exclusivamente telefónico. Ya nadie más la podía ver.
Como si fuera poco, quien presenciaba los resultados de las presuntas agresiones era el propio hijo de 13 años de Cortés, de una pareja anterior, que veía las heridas en el cuerpo, el rostro y los brazos y le preguntaba a su madre qué le había pasado. Las respuestas siempre eran evasivas.
“Unas tres semanas antes de su muerte, mi hermana llamó a su ex marido y le dijo que viniera a buscar a su hijo para que se lo llevara junto a él a Ciudad Real. Nunca le dio explicaciones, pero era muy raro que decidiera algo así cuando todavía al niño le faltaban dos semanas para terminar el año escolar”, dijo Daniel.