El Kremlin anunció este sábado la detención de 11 personas, entre ellas cuatro asaltantes, por el atentado en una sala de conciertos cerca de Moscú que fue reivindicado por el grupo Estado Islámico (ISIS). Según el balance provisorio difundido por el Comité de Investigación de la Federación Rusa, la masacre dejó al menos 143 muertos,aunque se teme que la cifra aún podría aumentar.
“Los servicios de emergencia han encontrado más cadáveres mientras retiraban los escombros. El número de muertos asciende ahora a 143 personas”, dijo en un comunicado el comité.
El ataque se produce en un contexto de tensión regional y supone una represalia de la organización yihadista por la participación de Rusia en los conflictos de Siria y el Sahel africano. Según informó la agencia Noticias Argentinas, el Servicio Federal de Seguridad (FSB) de Rusia afirmó que los sospechosos "tenían contactos" en Ucrania, país hacia donde planeaban huir tras cometer el atentado.
Respuesta del gobierno y medidas de seguridad
Las autoridades rusas reforzaron la seguridad en aeropuertos, estaciones y en toda la capital, una vasta área urbana de más de 21 millones de personas. El presidente Vladimir Putin, reelegido recientemente para un nuevo mandato, condenó el ataque y prometió llevar a los responsables ante la justicia.
La Casa Blanca condenó el atentado y expresó sus condolencias a las víctimas y sus familias. "Las imágenes son simplemente horribles y difíciles de ver", dijo el portavoz de la Casa Blanca, John Kirby.
Contexto y antecedentes
El ataque en Moscú se produce dos semanas después de que la Embajada de Estados Unidos en Rusia alertara sobre planes inminentes de un ataque por parte de "extremistas" en la capital.
El atentado también se enmarca en el contexto de la participación de Rusia en la guerra en Ucrania. Putin ha acusado a Occidente de intentar sembrar el caos dentro de Rusia, y el gobierno ruso ha intensificado su control sobre la sociedad civil en los últimos años.