Para no creerlo. Cuando creía que todo iba viento en popa en su familia, el empresario ruso Igor Alexéyev se llevó la sorpresa de su vida. Un día, luego del trabajo, llegó a su casa, encendió el televisor y a través de las noticias, se enteró que su esposa se dedicaba a la prostitución.
María Lusnikova había sido detenida por la policía en un burdel, donde ofrecía servicios sexuales. Poco convencido de lo que había visto, empezó a buscar anuncios con los datos de su esposa y confirmó lo que había visto en las noticias. La mujer cobraba unos 260 dólares por noche o 130 por dos horas.
Cuando la noticia llegó a la prensa, Alexeyev entregó información de los anuncios que había encontrado donde se detallaba los servicios que su mujer ofrecía.
De inmediato, el empresario ruso acudió al juzgado para tramitar el divorcio y pidió a las autoridades la tutela de la hija que tenía con Lusnikova, solicitud que fue aceptada de inmediato. Alexeyev no descartó plantear una demanda para que su mujer no pueda ver a la niña, ya que podría generarle traumas emocionales.
Y ante el asombro de todos, Lusnikova echó la culpa a su esposo por lo que había hecho. "Me prometiste montañas de oro", dijo la mujer en una llamada telefónica con su esposo. Lusnikova alegó que no había alcanzado el nivel de bienestar que tenía como meta cuando se casó hace 8 años.
