Jornada Mundial de los jóvenes

El Papa busca despertar el continente de la esperanza en Brasil

Después de 26 años, las Jornadas vuelven a América Latina, donde vive la mitad de los 1.200 millones de católicos del mundo.
lunes, 22 de julio de 2013 17:10
lunes, 22 de julio de 2013 17:10
Es una visita histórica: el primer Papa latinoamericano llega a su continente, más precisamente al país que más católicos tiene en el mundo, 123 millones. Y lo hace con dos objetivos: acercar a los fieles -en especial a los jóvenes- al mensaje de Dios y subrayar el aspecto social de la misión de la Iglesia.

Francisco presidirá las actividades ya tradicionales de todas las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) en esta XXVIIIª edición: la fiesta de recibimiento que le darán los jóvenes –en la playa de Copacabana-, la confesión de cinco jóvenes –uno por continente-, el almuerzo con algunos de ellos, el Vía Crucis –también en Copacabana-, la vigilia de oración y de adoración silenciosa y la gran misa final.

Pero el Papa ha sumado algunas actividades con las que pondrá su impronta personal a este megaevento: la visita al santuario de Aparecida, un encuentro con autoridades de la Celam (Conferencia Episcopal Latinoamericana), un encuentro con jóvenes detenidos, y la visita a una favela y a un hospital especializada en recuperación de adictos.

El Sumo Pontífice viaja acompañado por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina y el cardenal Joao Braz de Aviz, prefecto de la Pontificia Congregación para los Institutos de Vida Consagrada.

En sus desplazamientos por Rio de Janeiro el Papa utilizará el mismo vehículo –un jeep descubierto- con el cual todos los miércoles atraviesa la plaza San Pedro saludando a los fieles. Para trayectos más largos utilizará un vehículo cubierto. El Papa se expondrá así a las efusiones y demostraciones de cariño de la multitud. También a eventuales gestos de hostilidad, aunque poco probables, considerando la alta simpatía que despierta su figura. Pero esta modalidad obligó a las autoridades brasileñas a desplegar un impresionante dispositivo de seguridad durante los siete días que durará la visita papal.

 

Conocedor de las debilidades y tentaciones humanas, el Papa pidió que ningún político lo acompañe en la visita a la favela Varguinha. Pero eso no significa que no les dedicará parte de su tiempo: será en el Teatro Municipal de la ciudad de Rio donde recibirá a dirigentes y empresarios. Por otra parte, el Papa seguramente aprovechar el día martes –sin actividades oficiales- para recibir a quien desee.

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