Historias

La conmovedora historia detrás del nombre del nuevo comedor universitario

El comedor ubicado en el Complejo Universitario Islas Malvinas, y que será inaugurado en el 2020, fue bautizado como Juan Antonio Gutierrez.
sábado, 9 de noviembre de 2019 21:26
sábado, 9 de noviembre de 2019 21:26

El CUIM cuenta con un comedor perteneciente a la UNSJ que está en el tramo final de su construcción y que a partir de este viernes lleva el nombre de “Compañero Juan Antonio Gutiérrez Zazhu”. La decisión se tomó en la reunión del Consejo Directivo en el cual se repasaron las acciones de este ex alumno de la Facultad de Ingeniería.

Juan Carlos es un desaparecido de la última dictadura militar, en el año 1976. Según recordó Pablo Pereyra, “organizaba ollas populares cuando a los estudiantes se les hacía imposible acceder al comedor”, o que, ante pedidos de sus amigos de que se vaya de San Juan porque ya estaban desapareciendo a personas, él contestaba “yo no maté a nadie, yo no puse una bomba, yo no he hecho daño”. También habló quien fuera su amigo y compañero de estudios, el ingeniero Juan Carlos Allayme: “Una persona con esa vocación de servicios nos seducía, nos dirigía, nos amparaba”.

Mariem Belavita, alumna que impulsó el nombre del nuevo comedor.

Según recopiló el área de prensa de la UNSJ, Juan Antonio Gutiérrez desapareció el 29 de septiembre de 1976 en Mendoza. Él era oriundo de aquella provincia y era estudiante de ingeniería en la UNSJ, donde en 1975 fue elegido como primer Presidente de la Comisión Interna del Comedor Universitario de San Juan. Ese año, por su militancia estudiantil, fue detenido y, una vez liberado, volvió a Mendoza. En el libro “Historia de víctimas del terrorismo de Estado San Juan – Argentina”, de Eloy Camus, hay un extenso testimonio de Rosario (Charo) Gutiérrez, hermana de Juan, quien entre su gran boceto de Juan, recuerda: “Fue elegido presidente del comedor universitario por la Juventud peronista, yo estuve acompañando y ganó por mayoría. Ahí comenzó su lucha por ese comedor, al cual le entregó todo su caudal humano. Lo primero que hizo en esa oportunidad y que yo lo acompañé fue venirse a Mendoza. Visitó uno por uno a los estudiantes, hijos de bodegueros y gente de plata para presentarse como nuevo presidente y hacerles saber que él tenía que retirarles las becas que habían obtenido para comer gratis en el comedor o por un arancel muy bajo, y que se las otorgaría a chicos venían del interior de San Juan, San Luis y Mendoza, que realmente tenían bajos recursos económicos”.

Luego, Charo cuenta: “El 28 de septiembre de 1976, por la tarde, salió de mi casa hacia la casa de un tío mío, ya que ahí le iba a festejar el cumpleaños a María Luisa Alvarado Cruz, una amiga de él, pero el 29 de septiembre por la mañana nos enteramos de que ella no había llegado nunca a la casa de mi tío, entonces, con Juan nos organizamos para salir a buscarla (…) Yo me quedé terminando de desayunar y Juan salió en su rastrojero (…). A los diez minutos de que salió, vino un vecino a decirnos que a tres cuadras de mi casa lo habían interceptado, lo habían bajado a golpes de la camioneta y se lo habían llevado dejando el rastrojero en medio de la calle (…) Lo que yo sé es que se lo llevaron al famoso D-2 del Palacio Policial y de ahí pasó a la cárcel de Chimbas de San Juan”.

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