Deporte

Parkour, una disciplina de riesgo que crece entre los jóvenes sanjuaninos

Santiago, Lucas y Juanse tienen 18 años, y desde hace mucho tiempo, dedican su tiempo libre a entrenar su cuerpo y mente con este método francés. Mirá los videos.
sábado, 15 de agosto de 2015 09:01
sábado, 15 de agosto de 2015 09:01
Están terminando el secundario y empezando sus carreras universitarias, pero paralelamente, Santiago, Lucas y Juan Sebastián practican una disciplina deportiva que poco a poco se ha ido extendiendo entre los sanjuaninos. Se trata del Parkour, conocido como "el arte del desplazamiento”, consiste en utilizar las habilidades del cuerpo para poder desplazarse en cualquier entorno.

Santiago Orquera es uno de los que lleva más tiempo en este ejercicio. "Hace 3 años que hago esto. Comencé porque estábamos en la casa de un amigo, nos metimos a Youtube y comenzamos a ver cosas y llegamos hasta el Parkour. Intentamos juntarnos en el parque para practicar, y así comenzamos, viendo muchos videos tutoriales. Es un modo de autosuperación, de preparación física con el propio cuerpo, y que ayuda a transmitir valores. El parkour es un método de entrenamiento que te hace comprender distintos aspectos de la vida que tienen que ver con la superación y la confianza”, aseguró el joven a Diario La Provincia.

Lucas Herrera también es un experimentado en la disciplina. "Hace más de dos años. Al principio no me animaba, pero en cuanto lo hice me fue muy bien. A veces me alejaba porque estaba lesionado o porque no me veía con mucho futuro en el tiempo. Fuimos los iniciadores del parkour en San Juan. Para mí lo más difícil no es solo la altura, sino el salto en largo y precisión. Por ejemplo, desde el puente del Centro Cívico ponemos una campera y allí tenemos que saltar. Lo bueno es que no necesitás de una bici o de un skate. Estás vos, con tu propio cuerpo. Calentás, elongás y salís a entrenar en donde quieras”, expresó Lucas.

Juan Sebastián Arano es el más novato. "Hace poco que arranqué, hará un año y medio. Creo que lo más difícil ha sido saltar de un techo a otro en el hotel abandonado de Zonda, con un vacío en el medio. Me llevó muchísimo poder hacerlo porque aún ahora, sigo teniendo vértigo, por lo que hago mucho trabajo mental. Es cuestión de pensar y confiar en lo que conocés de tu cuerpo. Al principio era un nabo, creo que estuve como un mes para sacar lo más fácil. Una vez que vas agarrando confianza ya se te hace mucho más fácil”, contó.

Aquellos que practican esta especialidad son llamados traceurs, o traceuses en el caso de las mujeres,  y significa trazador o el que hace el camino. Con el tiempo y el entrenamiento, los practicantes llegan a hacer maniobras arriesgadas.  "Siempre me encantó el dominio del cuerpo, hacer verticales, y gimnasia artística. Después me incorporé al parkour y hago los dos a la par.  Lo más alto de lo que me he tirado ha sido desde el puente del Centro Cívico. No tenemos una vestimenta especial, solamente ropa cómoda. Usamos vendas en muñecas y tobillos, pero eso depende de si la persona ha tenido alguna lesión de la que deba cuidarse. No tenemos una vestimenta especial, solamente ropa cómoda. Usamos vendas en muñecas y tobillos, pero eso depende de si la persona ha tenido alguna lesión de la que deba cuidarse.”, explicó Santiago.

La vida misma
Más allá de que sea una disciplina, su práctica les ha sido útil en la vida diaria. "Me quisieron asaltar, pero el miedo es una proyección de la imaginación que te paraliza. Justo me desperté y gracias a la técnica que tengo no me pudieron atrapar. Está bueno conocerse y también conseguir preparación mental. Hoy en la niñez se ha perdido mucho la creatividad. Nosotros cuando vemos una baranda nos divertimos pensando en por donde la podríamos pasar”, reveló Orquera.

Lucas también tiene una historia que en la actualidad cuenta con humor. "Me intentaron robar, pero lo chistoso es que escapando me trepé al techo de una casa, justo pasó un patrullero y pensó que yo era el ladrón. El delincuente salió corriendo. Me pidieron documentos y demás, pero no pasó nada porque yo no estaba haciendo nada malo”, rió el deportista.

El espacio
Pese a que aseguran que no producen ningún daño a las estructuras puesto que solamente utilizan su cuerpo, constantemente son desalojados de espacios públicos. "Muchas veces nos reprimen. Cuando ven un grupo de chicos que van saltando lo asimilan con el daño, y eso es triste. Lo nuestro es un deporte y no rompemos nada.  Siempre tratamos de ganarle a la bronca y a la ignorancia de las personas con respeto, y mostrándoles que no tenemos ambición por romper las cosas. Tenemos muy pocos lugares para entrenar, en Europa y Estados Unidos está tan extendido el deporte que hay muchos "spots” para hacerlo”, opinó Juanse.

"Necesitamos paredes que estén seguidas que podamos pasar, barandas, etc. Muchas veces necesitamos altura para poder desarrollar musculación, pero nada más. Con caños y cemento somos felices”, completó Lucas.

"Muchas veces me ha pasado de estar en situaciones complicadas y lo único que se me venía a la cabeza era salir a saltar a las 3 de la mañana. Es algo que te libera, te descomprime. Se tienen que animar a hacerlo. Es algo muy lindo”, sentenció Arano. Quienes estén interesados en comenzar con la práctica se pueden contactar con los chicos a través de su Facebook.




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