Fútbol de AFA

En San Martín se ve la mano del técnico

Los jugadores son los mismos. Lo que cambió son las actitudes, las motivaciones y los rendimientos.
martes, 11 de junio de 2013 07:01
martes, 11 de junio de 2013 07:01
Por Omar Andrada
Todavía ni se había jugado la mitad del Torneo Final y ya muchos a San Martín lo dieron por descendido. Pero llegó Rubén Darío Forestello y empezó a cambiarle el semblante a un paciente que yacía en terapia intensiva, con bajas pulsaciones y prácticamente resignado y entregado a su suerte.

En las 6 fechas anteriores sólo había conseguido 3 empates y 3 goleadas en contra. El panorama no podia ser peor y encima debía enfrentar el clásico cuyano ante Godoy Cruz, ni siquiera en su estadio, sino en el Bicentenario.

El Yagui llegó a Concpeción, habló fuerte y se hizo escuchar. Acuciado ya por las presiones y la urgencia debió cortar camino y hacer todo rápido. Empezó por lo anímico y psicológico, pero al mismo tiempo por lo táctico y estratégico. "Ahora todos nos sentimos integrados, útiles y con ganas de jugar para aportar lo nuestro", coincidieron en señalar los jugadores."Todos deben saber que son importantes, que el equipo los necesita y que deben estar al cien por ciento cuando les toque jugar", sentenció el DT.

Otro equipo
En el debut con los mendocinos fue derrota, pero se vio a otro San Martín, distinto al que dirigió Gabriel Perrone. Se ordenó defensivamente y se hizo seguro y ordenado. Y Rubén Darío comenzó a planificar a futuro. La mayoria de los jugadores estaban al borde de la expulsión por acumulación de tarjetas amarillas, y al ya flaco plantel diezmado por las lesiones de larga recuperación no le quedaba mucho para echarle mano.Sin emabrgo el entrenador lo hizo. Empezó a darle rodaje a Diego Sosa, Francisco Alarcón y Francisco Mattia haciendolos jugar en Reserva.

Cuando perdió al ecuatoriano Luis Bolaños por la distensión de ligamentos estuvo listo Diego García para responder con creces, lo mismo que Federico Poggi al que intentaba ponerlo al cien por ciento de su rendimiento afectado por una hernia de disco que no le permitió tener continuidad.

La motivación y el compromiso con la causa tuvo un abanderado en el Mencho Bustos, que jugó más de una decena de partidos infiltrándose en la previa y en el entretiempo. Hasta que no pudo más y en su lugar ubicó a Facundo Affranchino. Sin ser ese su puesto natural, el jugador de River cumplió con la marca del doble 5 y potenció ofensivamente al equipo. Antes Bustos quedó afuera por 5 amarillas y el Yagui hizo debutar al juvenil Nicolás Pelaitay, que demostró carácter, temple, personalidad para no defraudar.

En el arco y en el ataque se dieron los cambios tácticos más que por necesidad. De entrada Forestello optó por Luis Ardente en lugar de Pocrnjic. Y en el ataque jugaron todos los delanteros. El colombiano Humberto Osorio parecía titular indiscutible porque llegó haciendo goles y además le marcó 3 a Boca, pero el DT no se detuvo a reparar mucho en eso y le dio la chance a Riaño que venia pidiendo pista metiendo goles desde el banco de suplentes. Ahora es el goleador Verdinegro.

Caprari, sin convertir mucho, fue muy importante colaborando hasta en el armado del juego Y Penco, que habiendo tenido oportunidades no las había podido aprovechar, volvió a marcar los dos goles clave ante Belgrano, como el de la Promoción ante Gimnasia de La Plata o los que lo transformaron en máximo artillero del equipo en la B Nacional.

Otros puntos que demuestran el valor de la mano del técnico son por ejemplo el buen rendimiento que exhibe Álvarez, un jugador que recién hoy le saca lustre en la cancha a las virtudes que se le destacaban cuando llegó como refuerzo. Jorge Luna, ahora tirado a la izquierda también hay que incluirlo del lado de los aciertos de Forestello o el pibe Lucas Salas que cuando ingresa es desequilibrante y una excelente alternativa para exprimirle su fútbol cuando sea necesario.

Un mensaje claro
En las declaraciones post victoria ante el Pirata a Forestello se le apuntó que San Martín ganó por el buen rendimiento de los delanteros y replicó "No, de los delanteros no. De todo el equipo. Somos 32 y tiramos todos para el mismo lado". En esa frase se resume el porque del presente Verdinegro y confirma que la mano del técnico tiene mucho que ver.

Cuando él llegó los jugadores no estaban del todo unidos, se sentian incómodos, a disgusto, desmotivados y desmoralizados. Todavía mucho más aquellos que con Perrone jugaban en puestos que no son los habituales y en los que menos rinden, y lo que es peor, muchos se sentian desplazados.Hoy ocurre lo contrario, "Ahora todos jugamos en nuestros puestos", dicen algunos de ellos. Y es verdad, a excepción de Affranchino, a quién puso de doble 5 por pura necesidad y como le respondió, -quizas mucho más de lo que esperaba-, lo mantiene en ese rol.

Rendidor, seguro y contundente
Bajo la batuta de Forestello el equipo luce más seguro en defensa, no comete los errores que tantos goles y derrotas le costaron. Capitalizó mejor las situaciones favorables y fue doblemente efectivo en el arco rival.

La prueba está en que en los 11 encuentros bajo la conducción del pampeano marcó 24 goles y solamente recibió 14, que contrastan claramente con los 22 que anotó y los 21 que sufrió en los 18 compromisos que englobó el ciclo de Perrone.Forestello lleva ganados 6, empatados 2 y perdidos 3.

Le metió una goleada histórica de 6 a 1 al Boca de Bianchi, que por ahora es el resultado más abultado de todo el campeonato, y 3 más: ante Unión, Lanús y Tigre, todas por 3 a 1, contra 1 sola del técnico anterior: el 4 a 0 ante Quilmes.Si el torneo hubiera empezado el dia que el Yagui empezó a dirigir al conjunto del Pueblo Viejo estaría puntero porque es el que más puntos sumó.
Una cuenta estaba pendiente. No había ganado en condición de visitante y la saldó ante Belgrano. Sumó los 6 puntos de los dos seguidos fuera de casa (Tigre y el Pirata) y la yapa de llegar al enfrentamiento de la próxima fecha con Estudiantes con tres victorias consecutivas.
San Martín podrá o no cristalizar el objetivo de permanecer en Primera, pero nadie deberá soslayar que Forestello le dio vida a un equipo que estaba desauciado y prácticamente muerto.

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