El 8 de febrero de 2024, una tragedia marcó para siempre a la familia Salinas-Hidalgo. En la intersección de las calles Quiroz y Condarco, en Rawson, un choque entre una motocicleta y un colectivo terminó con la vida de Luciana Salinas, una joven de 20 años que se dirigía a su trabajo. Un destino cruel e inesperado que cambió por completo la vida de su familia, dejando un dolor profundo e irreparable en todos los que la amaban.
En el rodado de menor tamaño, Luciana viajaba como acompañante y, tras la gravedad de las heridas, falleció en el acto, dejando un dolor profundo e irreparable en su familia y amigos.
Hoy, a un año de ese trágico suceso, su familia vivió un emotivo acto en su memoria. Las Familias Dolor colocó un cartel con un ángel azul que lleva su nombre. El homenaje estuvo marcado por recuerdos, emociones intensas y lágrimas, mientras sus seres queridos recordaban a Luciana con amor y dolor, reafirmando el impacto que tuvo en sus vidas.
Liliana Hidalgo, madre de Luciana Salinas, expresó a Diario La Provincia SJ: "Se me fue una parte de mi vida. Era todo para mí, la más chica, una niña que le encantaba todo. En su corta vida, a los 20 años, hizo de todo. Jugaba al hockey, era una excelente compañera, tenía su grupo de amigos de la secundaria y mantenía sus amistades. Fue murguera, porque amaba la murga, ella vivía para eso. Era una niña que estaba en todo: educada, muy cariñosa. Amaba a su sobrino, a su hermana; ellas eran una sola, y esto me destruyó la vida".
La madre agregó que Luciana estaba estudiando para ser Enfermera Universitaria. A pesar del dolor, la familia atraviesa este tiempo recordando el legado de la joven, lo que se ha convertido en su fortaleza. "Luciana era una niña excelente, muy compañera tanto conmigo como con su hermana. Siempre estaba pendiente de sus sobrinos y su ahijada. Amaba a los niños, el mayor de los nietos es el único que sabe que ella ya no está, porque a los otros dos no se les puede decir, los extrañan mucho. Lo único que pudimos decirles es que ella se fue de viaje, pero nada más. Ellos sufren, esto me destruyó la vida, pero vivo por mi hija, mis nietos y mi marido, que es quien me ayuda a salir adelante todos los días", añadió Liliana con profunda tristeza.
La mujer destacó: "Aquél 8 maldito nos destruyó a todos, pero sigo adelante por mi familia. Le pido a Luciana que me dé fuerzas para seguir".Además, mencionó que el cartel en memoria de su hija se instalará en el Barrio Buenaventura Luna, en Rawson. "Cuesta mucho, y aunque la siento conmigo, no verla me mata. Ella tenía 20 años cuando falleció, en abril iba a cumplir 21. A esto no se lo deseo a nadie. Aquí estoy, luchando, la extrañamos mucho".
Liliana relató que el día anterior al accidente, su otra hija había organizado un plan para reunirse con Luciana esa misma tarde. Juntas, se dedicarían a actividades relacionadas con pestañas y uñas, y tenían planeado alquilar un salón para llevar a cabo ese proyecto. Sin embargo, la tragedia vial cambió todo de manera irreversible. "Luciana era muy amiguera, tenía su grupo de amigas, las chicas de la secundaria", contó con cariño.
La familia, originaria de Rawson, lucha cada día para salir adelante. Luciana estaba estudiando y tenía un excelente desempeño académico. "La sintieron mucho; Luciana era muy servicial, siempre dispuesta a ayudar a la gente", recordó su madre, visiblemente afectada pero con la fuerza de mantener viva la memoria de su hija.
El día que cambió la vida de la familia de Luciana para siempre
El 8 de febrero de 2024, la vida de la familia de Luciana Salinas dio un giro trágico e irreversible. Luciana se dirigía a su trabajo en la Defensoría del Pueblo cuando ocurrió la tragedia. "Ese día dijeron que había paro de colectivos, y una compañera se ofreció a llevarla en moto. Luciana iba de acompañante, con casco. El colectivo había salido de la parada, donde subieron pasajeros, y no tenía mucha velocidad porque estaba casi en la esquina. La conductora de la moto intentó pasar el colectivo y, al rozar las ruedas, Luciana cayó. Se golpeó contra el cordón y cayó en la acequia. Murió instantáneamente. La sacaron de la acequia, pero Luciana ya había fallecido. Ahí nos cortó la vida", relató con profunda tristeza.
Tras esta tragedia, la mujer decidió aferrarse a Dios. "Sé que tenemos una hora para nacer y una hora para irnos, pero aún no entiendo. Esa persona que manejaba la moto me quitó la vida".
El recuerdo
Los recuerdos de su hija y su traje de murguera son lo que dan fuerza a Liliana para seguir adelante. "Mi nieto también sigue los pasos de ella, la murga. A ella le encantaba, le encantaba bailar. Todo lo que podía hacer, lo hacía; era un ángel. Tengo que seguir por todo lo que tengo atrás", expresó, conmovida pero firme en su decisión de honrar el legado de Luciana.