Historias

El camino de Raúl León, el religioso que superó la adversidad con resiliencia y fe

Su camino espiritual comenzó a florecer tras la muerte de su madre, un momento que marcó un profundo punto de inflexión en su vida a los 35 años. Tras una vida consagrada a Dios, un problema de salud lo dejó en silla de ruedas.
lunes, 3 de febrero de 2025 15:13
lunes, 3 de febrero de 2025 15:13

Nacido en Concepción, el camino espiritual de Raúl Felipe León (56) comenzó a florecer tras la muerte de su madre, un momento que marcó un profundo punto de inflexión en su vida. “Ella siempre fue mi referencia espiritual”, recordó con amor a Diario La Provincia SJ. A los 35 años, en un momento de búsqueda y reflexión, Raúl sintió el llamado de Dios a una vida consagrada, un camino que no solo transformaría su espiritualidad, sino que también lo prepararía para enfrentar desafíos inesperados.

A medida que se adentraba en su vida religiosa, la vida le presentó una dura prueba: el diagnóstico de hernias de disco que lo llevó a vivir en silla de ruedas. Sin embargo, en lugar de rendirse, Raúl encontró en su fe una fuerza renovadora. “Gracias a Dios pude vencer el bicho y de ahí en más quedé afectado en silla de ruedas hasta el día de hoy”, expresó el hombre.

Sin embargo, hubo buenas noticias en el medio de la tempestad, recientemente fue ordenado pResbítero y actualmente reside como vicario en la Parroquia de Santa Lucía, donde da misas y confiesa a los fieles.

Raúl Felipe León nació a solo cuatro cuadras de la parroquia de Concepción, lo que junto a la influencia de su madre que marcaría su vida. Recuerda con cariño: “Ahí me han bautizado, he recibido la primera comunión y la confirmación”. Desde pequeño, la parroquia fue su refugio espiritual.

“Mi familia no era muy de ir a misa. Mi mamá ha sido siempre mi referencia; ella iba de vez en cuando, pero rezaba el rosario, tenía la devoción a la Virgen, a San Cayetano pidiendo trabajo. Ella me incitaba a ir a misa, fue cuando empecé y se inició el llamado, ya de adulto para ir al movimiento”, dijo el hombre que trabajó en empresas de electricidad hasta que decidió darle un giro a si vida.

La mujer falleció en 2000 y empezó con el discernimiento para empezar el seminario. En 2001 trabajé en Buenos Aires y a la vuelta, un año después se acercó a la oración del Rosario, según manifestó, “para hacer el luto por mi madre, ya que había seguido trabajando, no había tenido el tiempo”. Sin embargo, otro desafío doloroso llegó pronto, “mi papá estaba enfermo y falleció en 2003”.

Todo comenzó un domingo, un joven se acercó a él y dijo: “¿Te gustaría ir al movimiento de la palabra en el retiro de Pascua?”. Esa invitación cambió el rumbo de su vida. “Tenía 35 años, era grande cuando comencé con el proceso de mayor acercamiento”, compartió Raúl. Así, se unió a un grupo bíblico que le permitió profundizar en su fe.

Con el tiempo, Raúl se dio cuenta de que había un llamado más profundo en su vida. “Fui discerniendo la vida, el para qué me llamó Dios”, reflexionó. Inspirado por el Espíritu Santo, decidió mudarse a Córdoba con los Nazarenos de la Palabra de Dios. “Pasé un tiempo en la casa de mi hermano hasta que conseguí un trabajo”, recordó.

Sin embargo, su camino no fue fácil. En 2010, regresó a San Juan y comenzó a recibir dirección espiritual del padre Andrés Pairone. “Él fue quien me guió para que mirara el seminario”, dice Raúl. En 2012, participó en una jornada de discernimiento y recibió el visto bueno para ingresar. “Ocho años estuve caminando y llegó el tiempo de la pandemia”, añadió reflexivo.

Después de su formación, fue ordenado diácono el 17 de diciembre de 2022 en Jáchal. Pero su vida dio un giro inesperado. “Tuve una ciática con un dolor en la espalda; después de una resonancia, vieron que eran hernias de disco”, explicó. Su salud se deterioró rápidamente, y un día se encontró paralizado. “Me llevaron al hospital de Jáchal y vieron la necesidad de trasladarme a San Juan”, recordó con tristeza.

A pesar de las adversidades, Raúl nunca perdió la fe. “Gracias a Dios pudieron vencer el bicho y de ahí en más quedé afectado en silla de ruedas hasta el día de hoy”, dice con determinación. A pesar de su condición, fue ordenado presbítero el 12 de diciembre de 2024. “Podía serlo así como estaba porque las piernas no son una imposibilidad”, afirmó con convicción.

Hoy, a sus 56 años, Raúl Felipe León sigue siendo un faro de luz y esperanza en su comunidad. “Le agradezco, primero a Dios y luego a las comunidades. En todo este proceso han rezado un montón. Tengo muchos amigos y hasta el día de hoy tengo contacto con ellos, tanto en Jáchal como en Concepción, y poco a poco estoy haciendo contacto acá en Santa Lucía”, finalizó.

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