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Verano atípico: cómo el calor afectó a los glaciares en la Cordillera de San Juan

Desde el Gabinete de Estudios de Geocriología, Glaciología, Nivología y Cambio Climático de la UNSJ detallaron cómo impactaron las altas temperaturas en las reservas hídricas en alta montaña.
martes, 18 de febrero de 2025 08:08

El calor intenso de este verano atípico en San Juan no sólo afectó a valles y llanos sino que también tuvo su impacto en la Cordillera. La mirada no solamente es puntual sino que se enmarca en un período en el que las temperaturas en ascenso están sostenidas en el tiempo y en el que el reciente episodio de ola de calor tuvo su incidencia.

El Mg. Silvio Pastore, investigador y director del Gabinete de Estudios de Geocriología, Glaciología, Nivología y Cambio Climático de la UNSJ, explicó a Diario La Provincia SJ que "estamos sorprendidos y atentos a lo que sucedió desde enero y con la reciente ola de calor así como todo lo que sucede, que supera los modelos climáticos que se vienen planteando desde el año 2000. Existen modelos que muestran que el aumento de la temperatura media del aire viene creciendo de manera sostenida. El aumento de temperatura produce impactos que se miden en tres áreas distintas".

Y destacó que en una de ellas "se mide el impacto en los glaciares. Es una masa que está bien y sólida. Se han venido realizando esudios en forma contínua que arrojaron una tasa muy elevada de reducción de áreas cubiertas con glaciares. Sobre todo en los glaciares blancos que tenemos que se están achicando y otros están desapareciendo. Esto es coincidente con lo que se observa a nivel general en el planeta. Y corresponde al aumento de la temperatura media del aire y la disminución de las precipitaciones níveas en Cordilera fundamentalmente".

Otro aspecto que tiene que ver con el aumento de temperatura mide cómo impacta el calor en todo sistema productivo y en todos los ecosistemas que tenemos en la provincia (estudio encarado por otras instituciones dentro de la UNSJ) y el tercero, valora la incidencia en la salud humana. 

Pastore resaltó que "nuestro Gabinete viene estudiando el impacto en los cuerpos de hielo de la provincia.  El monitoreo se hace con técnicas remotas, de imágenes satelitales y a gran escala. También tenemos acuerdos con instituciones nacionales que proveen esta información como es CONAE. Ellos nos aportan la imagen que se toma con ciertas características y ciertas épocas del año. Normalmente se toman a fines del verano para que haya la menor cobertura posible de nieve y solo quede hielo".

El investigador destacó que "estuvimos monitoreando cómo fue el comportamiento de las áreas cubiertas con hielo. Eso adicionalmente lleva trabajos de validción del terreno y mediciones; algunos cálculos volumétricos de dimensiones, es decir se aplican ditintas metodologías consensuadas nivel mundial que nos permiten confirmar las tendencias. En San Juan hay una reducción de las áreas cubiertas de hielo y es muy importante".

¿Qué sucedió este verano?

Pastore destacó que "en verano suelen suceder fenómenos muy locales de precipitaciones níveas. Algunos están relacionados con lo que se llama “invierno boliviano”, en enero y febrero. Por ejemplo, nos enteramos de ello cuando se cierran los pasos a Chile. Es decir, se relacionan con las altas temperaturas en Cordillera. Por dar un ejemplo, en la Cuenca del Río Calingasta, en el cerro La Totora donde se encuentra una de las áreas de glaciares más importantes de la Cuenca del Río San Juan, en la semana de la ola de calor hubo temperaturas por arriba de los 0º. Nunca hizo frío y se alcanzaron hasta 10º. Vale destacar que hablamos de una zona a más de 4000 metros de altura".    

Con ello, la consecuencia fue contundente y es seguida de cerca por los científicos. "El hielo se estuvo derritiendo tanto de día como de noche. Hablamos de una zona de equilibrio y las mínimas se mantuvieron en -1º o 0º. Estas condiciones son propensas para que se produzcan flujos en estas zonas ricas en hielo que se están derritiendo constantemente. Hablamos de una estructura de hielo impermeable y el mismo hielo puede hacer un “tapón” y se forman lagunas. No son visibles porque están en sustrato y en un momento se rompen por situaciones físicas y hay aludes que se registran", señaló.

Y precisó que "algunos pueden ser peligrosos si se producen en los glaciares blancos y otros, no lo son si están en las áreas de permafrost. En todo caso, hacen modificaciones. Por otra parte, las lagunas visibles, en general, en la cuenca se han reducido; otras se secaron directamente. Este verano se recuperaron pero no están en un nivel de alerta por cambios bruscos".

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