Historia

Chichita, la abuela sanjuanina que a los 80 años ama seguir trabajando

María Herminia Contreras es abuela y bisabuela. Ama el trabajo con las palmas y no quiere dejar de hacer obras porque ésta es su pasión.
viernes, 31 de mayo de 2024 15:35
viernes, 31 de mayo de 2024 15:35

María Herminia Contreras, conocida cariñosamente como "Chichita", es una inspiradora abuela que está por cumplir 80 años y a pesar de su edad, sigue trabajando incansablemente con palmas. Con cuatro hijos, nueve nietos y nueve bisnietos, ha dedicado más de 45 años de su vida a trenzar palmas, una habilidad que aprendió por necesidad y que ahora es una pasión.

"Aprendí a hacer las trenzas por una necesidad. Cuando nacen los chicos, uno tiene que innovar para ayudar a la familia. Uno de mis hijos, José Guillermo, aprendió a trenzar y nos enseñó a toda la familia. Así fue como todos empezamos a hacer trenzas", contró Chichita a Diario La Provincia SJ.

Herminia es oriunda de Médano de Oro, Rawson, y al igual que su amor al trabajo, conserva muy buena memoria. Tal es así que recuerda sus primeros pasos en el trenzado de palmas. "Lo primero que hice fue un sombrero, pero me salió un embudo. Luego, con práctica, mejoré. Mi esposo, agricultor, también ayudaba a trenzar y era más prolijo que nosotros. Con el tiempo, no solo hicimos sombreros, sino también canastos y otros artículos", señaló destacando que una gran "aliada" fue suvieja máquina Singer a pedal.

La dedicación de Chichita al trenzado de palmas es evidente. Para hacer un sombrero, se necesita una trenza de aproximadamente 10 brazadas, lo cual toma un día entero. Sin embargo en este trabajo no está sóla. Ahora cuenta con su hija Zulma Lucía Contreras que es la única que la ayuda a armar las piezas, "aunque no con la misma perfección y prolijidad", según dicen entre risas.

Gracias a la calidad de su trabajo, Herminia y su familia han logrado reconocimiento de muchos sanjuaninos pero también de turistas de otros puntos de la provincia y el país. "Nos presentamos en el mercado artesanal por recomendación de una amiga y, sorprendentemente, valoraron mucho nuestro trabajo. Nos pagaron tres veces más por un sombrero de lo que solíamos recibir en nuestra zona. Así, obtuvimos la certificación artesanal y nuestras piezas han llegado hasta Miami y España", destacó la abuela.

A pesar de su avanzada edad, Chichita no piensa en retirarse. "No se puede descansar. Estoy acostumbrada a trabajar y hacer cosas. A veces mi hija me dice que pare, pero no puedo estar sentada sin hacer nada. Con esto crié a mis hijos, pagamos la escuela y las moratorias para que mi esposo se jubilara", finalizó.

La historia de Chichita es un testimonio de dedicación, pasión y trabajo duro. A sus 80 años, sigue trenzando palmas con el mismo entusiasmo que al comienzo. Sus sombreros y canastos no solo son una fuente de ingresos, sino también un legado artesanal que ha llevado el nombre de su familia más allá de las fronteras de Argentina.

 

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