Hebe de la Vega tiene 27 años y, desde que tiene conciencia, las artesanías están en su vida. Sus papás la criaron entre orfebre, macramé y alpaca y le inculcaron ese amor al arte. Pero lo que no sabían es que en su adolescencia podría llegar a salvarle la vida.
“Tuve una adolescencia complicada. En casa habían muchos problemas familiares y yo no sabía que tenía la solución al alcance de mi mano. Tuve mucha ansiedad a los 17 años, me diagnosticaron con un Trastorno de Ansiedad Generalizado y me medicaron. En ese momento tuve que parar toda mi vida. Pero un día encontré la solución, comencé a despejarme con mis propias artesanías”, contó a Diario La Provincia SJ.
Siguiendo el tratamiento que le recetaron, Heben emprendió de nuevo el camino hacia las artesanías. Lejos de verlo como un trabajo comenzó a hacer esculturas. “No lo había sentido nunca. Fue como si toda mi tristeza se fuera cuando me sentaba a hacer las cosas. Realmente entendí en ese momento todo lo que decían otros artistas. El arte sana”, dijo emocionada recordando una difícil etapa en su vida.
Luego de que todo comenzó a mejorar en su vida, Hebe decidió que era buena opción lucrar con lo que le salvó la vida. “Empecé a tirar trapos con todos mis trabajos y en otros tiempos eso me alcanzaba para vivir. Hoy en día, por suerte tengo un puesto en los locales de artesanos de la Peatonal del centro sanjuanino. Exhibo mis pulseras, collares, y siempre trato de devolverle a mis clientes una parte de los detalles de mi arte, explicándoles cómo lo realizo y que es lo que significan para mí”, comentó.
Pero Hebe no está sola en la vida, tiene un hijo de 6 años que también sigue sus pasos y le ayuda a realizar su arte. “Es un pequeño que es muy curioso, siempre cuando estoy realizando mis artesanías, se acerca y me pregunta. Espero poder inculcarle el arte de las artesanías, pero también el arte de curar el alma”, dijo emocionada.
Mientras, resaltó la importancia de darle un lugar al arte “muchos de los artesanos tenemos una historia difícil y si nos encontramos con el arte es muy seguro que después nos reencontremos de vuelta. En mi caso, junto con mi tratamiento de salud mental, fue lo que me salvó”, expresó.