"Tuve una adolescencia muy difícil". Con esas palabras, Agustín Ibáñez recordó aquellos tiempos de rebeldía en los que la inserción social no le era fácil. Era menor y la timidez le jugaba en contra. Con los años, aquellas vivencias le dieron herramientas que le hicieron replantearse muchas cosas de la vida y hoy es un destacado profesional en Irlanda.
Agustín nació en San Juan y la brújula de la vida lo llevó a viajar por distintos puntos del mundo para capacitarse. Es neurocientífico e investiga las bases neurocognitivas de la demencia en Latinoamérica. Además cómo se aplica las neurociencias cognitivas, afectivas y sociales en ámbitos relevantes para la sociedad. En su largo currículum se puede leer que es director del Centro de Neurociencias Cognitivas (CNC) y de la Licenciatura de Ciencias del Comportamiento de la Universidad de San Andrés; investigador del CONICET en la Argentina, director del Latin American Brain Health Institute (BrainLat) de la Universidad Adolfo Ibáñez en Chile, y Senior Atlantic Fellow del Global Brain Health Institute (GBHI) de la University of California San Francisco (UCSF), Estados Unidos. Creó y coordina, junto a Mario Parra, el Latin America and the Caribbean Consortium on Dementia (LAC-CD) y es codirector del Multi-partner consortium to expand dementia research in Latin America (ReDLat).
"Tuve una adolescencia muy difícil. Tenía problemas de conducta, me costaba navegar el mundo social, Era muy tímido. Estudié psicología inicialmente, después me fui afuera y estudié otras cosas. Pero conocí a los chicos con autismo gracias al Instituto Irina y me reventaron la cabeza porque eran chicos", comenzó recordando a Diario La Provincia SJ.
Precisamente fueron esos chicos los que le llamaron la atención para su estudio. Agustín vio que "un subtipo de los chicos con autismo pueden desarrollar habilidades muy superiores, como hacer cálculos matemáticos, tener patrones de memoria fotográfica" y por eso consideró la necesidad de poner la mirada en ellos y estudiarlos.
"Yo decía, ¿cómo estos chicos pueden tener esta capacidad y no pueden entender una interacción social mínima como un chiste? Bueno, eso fue el primer factor que me hizo ir primero a Chile, después me fui a Alemania, después me fui a varios países de Latinoamérica, a San Francisco, a Estados Unidos, después de nuevo a Irlanda", explicó.
En este camino, su padre desarrolló demencia y la vida lo puso en un nuevo desafío. Esta vez la salud cerebral estaba puesta en juego con la experiencia de su padre. Agustín esta vez era cuidador. "Fui un pésimo cuidador, muy mal cuidador porque trabajaba en demencia, pero realmente la falta de conciencia que uno tiene en la enfermedad es tremenda. Eso generó un factor muy fuerte para mí para hacer un cambio y poder hacer algo para la gente, para los familiares y los pacientes, por eso me dedico a la demencia principalmente", señaló.
A partir de ahí su vida navegó en un estudio constante en la salud cerebral que hoy lo lleva a pensar en brindar herramientas que ayuden a la sociedad a afrontar los desafíos que ésta ponen al ser humano.
Diario La Provincia SJ: ¿Cómo está el sanjuanino en materia de cuidado de la salud mental?
Agustín Ibañez: Estamos mal, estamos muy mal en el campo de la salud cerebral, que está muy cercano a la salud mental, pero un poquito diferente. Los factores de riesgo que tenemos son tremendos, tenemos primero una genética que no es bien conocida porque es una mezcla nativa europea, ¿no es cierto? Por otro lado, tenemos un montón de factores ambientales, desde la contaminación, el aislamiento social, los niveles socioeconómicos bajos que generan menos reserva cognitiva, los hábitos que no son saludables, todo esto impacta. Latinoamérica hoy en día tiene una prevalencia que va a crecer entre el 150% y el 250% para la demencia, entonces estamos muy mal. Tenemos que empezar ahora porque lo que se viene después va a ser mucho más difícil.
DLPSJ: ¿Y qué podemos hacer para prevenir la demencia?
A.I.: Lo primero es hablar de la demencia, porque si uno no habla de la demencia, nunca la va a detectar o la va a detectar demasiado tarde. Los primeros síntomas de la demencia se confunden. Si dormiste mal, no te acordabas de las cosas, ¿no es cierto? Bueno, eso pasa en la demencia, ¿no? Si tomás alcohol, estás desinhibido, eso pasa en la demencia. Entonces necesitamos hablar de ella para conocerla primero que nada, y después necesitamos prevenirla. El 56% de los casos de demencia en Latinoamérica se podrían prevenir. Eso significa que si vos cambias tus hábitos, dormís bien, haces ejercicio, te alimentás bien, controlás la depresión y las enfermedades cardiovasculares, reducís tus riesgos de demencia en gran medida. Entonces tenemos que generar conciencia de ello y tenemos que saber comunicar cuáles de esos hábitos, cómo, de qué manera nos pueden ayudar.
DLPSJ: ¿Hay como un tabú de pensar en la demencia como una enfermedad de la tercera edad, de las personas mayores?
A.I. Hay un tabú tremendo. La palabra demencia está asociada con puras connotaciones negativas. Esto no nos ayuda, porque esto nos hace negar la enfermedad y la enfermedad sigue avanzando. Entonces, primero que nada, no solo tenemos que romper el tabú para detectarla, sino también tenemos que saber que existe la posibilidad siempre de encontrar calidad de vida y aspectos positivos en la enfermedad. Siempre hay pequeños hilotes de identidad, cosas que se pueden hacer con los pacientes y los cuidadores. Los cuidadores son las personas más afectadas. Tienen la mayor carga porque la demencia tiene una pérdida de autonomía tan grande que el cuidador tiene que hacerse cargo de los pacientes. Entonces tenemos que desarrollar mecanismos para reducir el estrés de los cuidadores y eso pasa por poder hacer cosas sanas, saludables, disfrutar de la vida, controlar la depresión. Hay mucho por hacer.