En la misa posterior a la procesión de la madrugada, en honor a la Inmaculada Concepción de María, el obispo auxiliar del Arzoabispado de San Juan de Cuyo, Gustavo Larrazábal destacó la necesidad de una Iglesia católica en salida y con un "Sí" a su misión.
"Pensaba cuando leía el Evangelio, antes de la misa, en el Sí de María y en nuestros Sí. Maria, sorprendida por la voz del ángel, sin entender demasiado por no decir prácticamente nada; llena de dudas, en un primer momento, va a decir: "yo soy la servidora del Señor, que se haga de mí su palabra", "que se haga de mí lo que vos has dicho". Nosotros también, como la Virgen, somos invitados a seguir a Jesús. Somos invitados a colaborar en llevar adelante ese proyecto del Reino de Dios, ese sueño de Dios nuestro Padre", inició su homilía.
Y puntualizó en que: "muchas veces tampoco tenemos claridad. Muchas veces tampoco entendemos demasiado. Muchas veces también creemos que somos superados en nuestras posibilidades, porque pensamos que nuestras fuerzas no van a alcanzar o nuestras capacidades no van a estar a la altura de las circunstancias. Sin embargo, tenemos que animarnos a decirle sí a Dios, porque cuando Dios nos pide algo, Dios nos da los elementos, las herramientas para poder llevar eso que nos pide adelante. Y ahí está el núcleo de la fe; ahí está el centro donde se apoya nuestra verdadera confianza. Dios nos da lo que necesitamos para llevar su obra adelante".
Para Larrazábal: "esto tenemos que realmente profundizarlo, porque una vez que nosotros hacemos consciente que Dios obra en nosotros, tenemos una paz, tenemos una fuerza extraordinaria, que reitero, no es mérito nuestro de ninguna manera, sino que es la fuerza de Dios que reside en nosotros. Como va a decir el apóstol San Pablo, llevamos este tesoro en vasijas de barro. Y María es el modelo de decirle "Sí" a Dios, y no sólo de decirle que sí, sino de poner todo, absolutamente todo, para que la obra de Dios vaya adelante. Y en este sí de María, está esa caridad extraordinaria que tiene hecha para convertirse en la primera discípula, en el modelo del seguimiento de Jesús. Tenemos que volver una y otra vez sobre este tema, mis queridos hermanos y mis queridas hermanas. Somos seguidores de Jesús".
En estos tiempos previos a las fiestas, expresó en su reflexión: "Lo que importa es ver cómo desde ese seguimiento, cómo lo hizo María, nosotros vamos haciendo que el proyecto de Dios se haga realidad. Muchas veces, y en estos días de Adviento, donde nos preparamos para la Navidad, vemos con cierto romanticismo el pesebre. Ahora, cuando uno profundiza en esa situación, había que estar en la piel de la Virgen, ¿no?, para no encontrar ni siquiera lugar a donde dar a luz. Sin embargo, María dijo que sí e iba a poder. Y al no del pesebre, luego va la huida de la Virgen de Egipto, muchas contrariedades en la vida de la Virgen. También seguramente mucha alegría de poder acompañar al niño cuando iba creciendo, cuando iba descubriendo también él, en su ser verdadero hombre y verdadero Dios, la voluntad y el plan de su padre. María dijo que sí".
El obispo auxiliar propuso: "Nosotros también tenemos que decir que sí. Y decirlo no solo personalmente, decirlo como Iglesia. No somos francotiradores, somos un grupo de personas, una familia, unida por lazos más fuertes que los de la sangre, como son los de la fe, que camina en esta tierra sanjuanina. Estamos en una etapa realmente muy hermosa y muy desafiante, como lo es este tiempo pre- Sinodal, donde queremos descubrir qué desafío tiene nuestra Iglesia sanjuanina. Queremos saber cómo podemos responder precisamente a esas necesidades de nuestra gente, a los que estamos aquí, pero también a los que no están. Es importante salir, es importante buscar; es importante la presencia de una Iglesia que es servidora y que acompaña permanentemente a los que más nos necesitan. ¿Y cómo hacerlo? Como lo hizo María. Ella es siempre ejemplo. Nada la perturbó, nada la detuvo".
Y resaltó: "Estando embarazada caminó kilómetros y kilómetros para ir a visitar a su prima Isabel. Juan El Bautista saltó del gozo en la panza de su prima porque había recibido al Salvador. Y así nosotros, como María sale, tenemos que hacerlo. Tenemos que ir hacia quienes nos necesitan. Y esto tenemos que profundizar esas necesidades en los distintos pasos que iremos dando hacia el tercer siglo que comenzará propiamente el año próximo en la fiesta de Juan Bautista".
Para cerrar, puso en valor que "somos una familia que estamos trabajando y que queremos aggiornarnos y responder con fidelidad a las necesidades de nuestra gente y de nuestro pueblo. María dijo que sí porque Dios le regaló la fe y la fuerza para su respuesta. Y que nosotros también podamos decir que sí porque Dios también nos regala a nosotros la fe y la fuerza para poder responder con generosidad. Que así sea".