Historia

Aventura sobre ruedas: el vínculo de madre e hijo que se fortaleció con un viaje de tres años conociendo la Argentina

Con la pandemia como detonante, los sanjuaninos se embarcaron en una travesía única que los enfrentó a muchas dificultades que superaron gracias a la compañía.
domingo, 6 de octubre de 2024 17:06
domingo, 6 de octubre de 2024 17:06

La pandemia fue el detonante de un viaje único para Carina (53) y Facundo Coca (28), madre e hijo sanjuaninos que decidieron iniciar una aventura que duró tres años recorriendo gran parte de Argentina. Una experiencia singular que los llevó a conocer muchos lugares y personas, a reconocer sus capacidades y limitaciones, y, sobre todo, a fortalecer un vínculo que se afianzó entre alegrías y dificultades.

“Siempre quisimos viajar y conocer distintos lugares, así que dijimos: hagámoslo, nunca sabemos lo que puede pasar el día de mañana”, aseguró Facundo a Diario La Provincia SJ

Carina debió cerrar su estudio de fotografía en un momento en que no era una actividad esencial y dejó de estudiar en la recta final de su carrera de diseño gráfico debido a la situación sanitaria en 2022. “Mi mamá se enfermó, y parte de la familia también. Ahí fue cuando nos cayó la ficha: hagamos lo que nos gusta ahora”, dijo, frase que fue casi como una sentencia. 

“Conseguimos un furgón, lo armamos todo a mano, de principio a fin, y empezamos a viajar. Recorremos toda Argentina, salvo Tierra del Fuego y Neuquén. No pudimos llegar al sur porque cada vez que queríamos comenzaba a nevar”, expresó. 

Estuvieron en el norte, en el litoral, “en unos lugares muy lindos. También estuvimos en Brasil; eso fue lo último, como dos meses estuvimos ahí”. La experiencia sirvió para profundizar su conocimiento en el área de las artesanías, lo que le permitió subsistir en la travesía, actividad a la que se dedica en la provincia desde su llegada a San Juan hace escasos meses. “Empecé con un artesano en Puma Marca, que me enseñó a tejer pulseras de macramé, y ahí fue cuando comencé a meterme en el trabajo con el alambrismo, la madera y el trabajo en porcelana. En San Juan estoy en el circuito de artesanos mostrando lo que hago”.

La decisión de salir fue difícil y estuvo plagada de dudas. “Todo cambio de estilo de vida genera eso: si lo estamos haciendo bien, o si hay que hacer otra cosa. Más cuando empezamos a ver qué cosas llevar, tuvimos que achicar todo”.

En este sentido, Carina remarcó: “Lo que rescato de esto es que te abre la cabeza, pero literal. No vas a un hotel, tenés que buscar dónde parar. El viajero en motorhome te muestra las capacidades que no tenés cuando vivís en una ciudad, en una casa con el agua en el surtidor. Te muestra que podés”. Recomendó la experiencia a todo el mundo.

Entre los lugares que más le gustaron a Carina, mencionó las Conchillas en Río Negro: “Estuvimos parando dos semanas al lado del mar con los delfines; una marea extraordinaria llegó a tocar las ruedas de la camioneta”. También un lugar en Brasil que está en Florianópolis, que se llama San Antonio de Lisboa: “Es como estar en Italia, con los acantilados y las casitas de colores. El norte es mortal; lo que es Purmamarca, Humahuaca y Salta es divino”.

Para Facundo, Purmamarca fue uno de los puntos más importantes: “Ahí fue donde me expandí con la artesanía. Estuvimos un mes en la base del cerro de los siete colores; te levantabas y veías el paisaje hermoso, el amanecer con el mate”.

Y por último, ambos coincidieron en que Gualeguaychú es un lugar hermoso: “Conocimos viajeros muy amables y Brasil, un pueblo que se llama Imbituba. Tenés la playa cerca y hacen de comer riquísimo”, dijo el estudiante de diseño gráfico.

Ahora volvieron a San Juan, Facundo para retomar sus estudios y presentar su tesis, y Carina para retomar su trabajo como fotógrafa. 

Muchas dificultades enfrentaron en compañía en los últimos años, buenas y malas; sin embargo, Carina destacó: “El vínculo se fortaleció con este viaje: pasaron muchas cosas, la mayoría buenas, pero algunas bastante heavys y fuertes”.

En este sentido, agregó: “Hemos tenido peleas, pero lejos de lo que piensa la mayoría, no hemos estado encerrados. Cada uno se iba al lugar que quería, Facundo con las ferias, yo con fotos. Pero en un lugar tan chiquito, tenés que congeniar en algunas cosas de convivencia. Fue muy bueno para nosotros como madre e hijo y como individuos”.

 

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