Lo logró y ya hizo historia. Guanaquerx, es oficialmente el primer robot en lograr cruzar la Cordillera de los Andes recreando la cruzada de San Martín. Lo hizo en coincidencia con el 207 aniversario de la histórica travesía y cumplió "la misión de insertar la práctica tecnológica de resistencia, con el objetivo de romper con modelos de innovación".
Un equipo realizó el cruce con el robot, que logró una relación simbiótica con una mula, gracias a la logística de la empresa barrealina "Explora Parques" que compartió videos del viaje. El robot había sido despedido por los danzantes de la Virgen de Andacollo, en Pampa del Leoncito.
En diálogo con radio Manantial, su creadora Paula Gaetano Adi contó que el proyecto "nació hace como un año y medio, pero la idea la tenía desde hace rato. Lograrlo es un esfuerzo muy colectivo; de mucha gente queriendo hacer algo. Y el financiamiento viene de la universidad en la que yo trabajo en Rhode Island School of Design (es docente) y de la empresa Hyundai. Tienen un sponsoreo y ellos me sponsorean el proyecto. Es que tienen interés en poder hacer un proyecto de arte robótico que fuera una robótica distinta y que perteneciera a un territorio distinto como San Juan, que es mi tierra".
El por qué “Guanaquerx” se sumó a la travesía por la Ruta Sanmartiniana, Paula explicó su simbolismo: "los robots siempre buscan su liberación. Lo vemos en todas las películas de ciencia ficción. ¿Y cuál es el acto emancipatorio más grande que tenemos los sudamericanos? Es el Cruce Sanmartiniano que liberó al pueblo americano del sur: Argentina, Chile, Perú. Entonces, es una exploración tecnológica de cómo sería armar un robot que pudiera realizar esta travesía histórica".
En su estructura, el robot combinó materiales naturales como la caña de bambú y otros, fabricados. Paula consideró que esto era "fundamental para un proyecto. Era trabajar con lo que llamo "tecnologías altas y bajas" o High low tech. Son tecnologías locales, nativas del territorio, y las que uno considera extranjeras o de los países desarrollados. Entonces, si este era un robot que venía de este territorio, tenía que tener una impronta local. Los tejidos que tenía están hechos todos por tejedoras de Barreal y de Calingasta; son 100% desde la lana, su hilado y tinturas".
En ese sentido, “Guanaquerx” llevó "una alforja típica que podría llevar un arriero, solo que está hecha con el tamaño del robot, adaptada a él. Y tiene otro collar de adorno y ropaje", detalló Paula. El robot también estuvo preparado para las inclemencias del tiempo como lluvia ya que tenía un "poncho impermeable", especialmente hecho y diseñado para el robot".
“Guanaquerx” hizo su travesía completa, combinado su recorrido en un andar propio, gracias a la carga de baterías de litio y un sistema electrógeno, y en los sectores en los que no era conveniente, fue transportado por una mula. "Gracias a la mula, gracias a todos los chicos, los arrieros, todos los que trabajan aquí; de hacer el Cruce, lo hace. Nada nos va a parar. Son una sola. La mula y el robot son una unión muy importante".