La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) es un evento internacional que reúne a miles de jóvenes católicos de todo el mundo con el objetivo de celebrar, compartir y fortalecer su fe. Esta jornada, que este año se hace del 1 al 6 de agosto, ofrece a los jóvenes católicos una oportunidad única para conectar con otros creyentes, reflexionar sobre su fe y vivir una experiencia transformadora.
Millones de jóvenes asisten como peregrinos, pero también hay miles que se ponen del otro lado y realizan trabajo voluntario, ayudando en la organización. Valeria Muñoz es sanjuanina, forma parte de la Acción Católica y siempre ha sido de espíritu inquieto. Es coordinadora de turismo internacional y como tal, la Jornada Mundial de la Juventud, es un evento que la convoca. Por eso, este año formará parte del cuerpo de voluntarios que colaborarán en Lisboa, Portugal.

Esta no es su primera experiencia con una Jornada Mundial. "En el 2016, en Cracovia, Polonia, viví mi primera JMJ. Viajé como peregrina pero liderando un grupo. Allá nos recibieron en una parroquia y nos hospedaron algunas familias", recordó en diálogo con Diario La Provincia SJ.
Ese primer viaje generó en ella un sentimiento único de fe y comunidad, a pesar de las barreras idiomáticas y culturales. "Estuve con otras tres chicas en la casa de una señora muy amable. Ella no sabía nada ni de español ni de inglés. Nos comunicábamos por señas y por unos vecinos que sí hablaban inglés. Fue todo por señas, risas, fotos, una experiencia muy linda".
"En la comunidad en la que estuvimos nos hicieron una fiesta de bienvenida y durante la jornada también tuvimos cenas con ellos y la fiesta de despedida con el pueblo y con las otras familias que hospedaban", agregó con nostalgia.
El placer de servir
Ya teniendo la experiencia como peregrina, ahora decidió ir por más. "Soy coordinadora de turismo internacional y tenía la idea de organizar a un grupo de jóvenes, pero la situación del país no ayudó mucho. Por eso, decidí inscribirme como voluntaria", aportó la sanjuanina.
La mayoría de los voluntarios dormirán en iglesias o escuelas cercanas a los lugares en donde trabajarán, pero para que tengan más detalles de cómo funcionará todo, ya recibieron capacitaciones. "Me aceptaron la inscripción y en junio comenzó mi parte formativa de manera virtual. Nos hablaron de Portugal, especialmente de Lisboa, de la cultura de la gente, lo que está prohibido, lo que no, lo que podemos visitar gratuitamente. Después nos presentaron la Jornada Mundial en sí y cómo se iba a organizar".
"Estar como voluntaria genera una expectativa mayor ya que uno va a trabajar con otras personas que no hablan tu mismo idioma. Con ellos debemos trabajar juntos para que los peregrinos que llegarán de todo el mundo puedan disfrutar de la JMJ. Estoy muy contenta de estar al servicio de Dios y de los jóvenes que lleguen. Espero que nos vaya bien, que Dios nos tenga bajo su protección y la Virgen nos acompañe", sentenció Valeria.