Sus ojos brillan cuando tocan los bombos y platillos. La música resuena en toda la plaza mientras otro grupo salta y baila las coreografías al ritmo de los acordes. Es inevitable pasar y no mirarlos. Son niños y niñas que despliegan su arte murguero a pleno, seguidos muy de cerca por los profesores. Se trata de la murga Sembrando Libertad, un grupo que nació hace casi tres años en el barrio Wilkinson en Rivadavia pero ahora tiene su lugar en el barrio San Roque en ese mismo departamento.
El espacio verde es el lugar ideal donde los chicos se unen los lunes, martes y jueves en la tarde de manera gratuita. Allí no sólo viven esta iniciativa como un juego sino que también les sirve para exteriorizar las emociones y evitar el camino de las adicciones.
"La murga simboliza mucho la libertad. El nene va a venir y si quiere ensayar va a hacerlo. Si quiere bailar, también lo hará. Ellos van encontrando sólos su lugar. Hay nenes que vienen porque saben que la murga ensaya acá y se sientan al lado a mirar. Juega mucho el tema de la vergüenza pero se van sumando de a poco", explicó el profesor de la murga Rodrigo Azcurra a Diario La Provincia SJ.
La murga nació en noviembre del 2021 y cuenta con chicos que van desde los 3 años a 19, en general, pero la iniciativa está abierta a todas las edades, incluso hasta los 99 años. La murga forma parte de Vientos de Libertad, una organización cultural, deportiva, social y política, que trabaja con chicos que pueden llegar a tener problemas de consumo. Allí se dan talleres de murga, boxeo y herrería, entre otros, además de ofrecer un gabinete psicológico gratuito.
"El barrial de la villa San Roque, es un centro comunitario-salud barrial. A raíz de los talleres esto se toma como terapia. Por lo general los profes hacemos asamblea al principio con los chicos para saber cómo están, qué les gustó", agregó la profesora Martina Vera destacando que como el vínculo es diario, "se generan lazos más íntimos y de costumbres".
Los martes el equipo de organización tiene reuniones y comentan las situaciones que se ven distintas o raras para precisamente advertir si algo no anda bien en los chicos. Ese equipo cuenta con la coordinación de una trabajadora social y una psicóloga.
"La idea es trabajar con la familia, la murga siempre involucra a la familia. Las madres nos acompañan a las presentaciones y están presentes en los ensayos. Desde que nació la murga tenemos invitaciones y nos articulamos con otras instituciones", explicó.
Tanto Rodrigo Azcurra como Martina Vera son profesores murgueros formados en la murga los Fanáticos del Ritmo, una de las más emblemáticas que hay en la provincia. Ésta tiene 12 años de trayectoria y se caracteriza por ensayar en el Parque de Mayo. A través de esta murga, ambos profesores aprendieron las técnicas y conceptos de la labor.
"Es un sueño cumplido, les decimos que no abandonen sus sueños y piensen laburar en el futuro de lo que los hace feliz", finalizó Rodrigo a lo que Martina cerró: "estamos construyendo las niñeces y adolescencias tratando que sean sin violencia y dando una perspectiva de género".
