Historias

La reflexiva historia de la escultura por el día de la Memoria que conmovió a Jáchal

Javier Lepez fue el encargado de realizar una figura imponente y plena de significados para recordar que la memoria y el amor impulsan a renacer.
lunes, 27 de marzo de 2023 17:04
lunes, 27 de marzo de 2023 17:04

Esbelta y frágil; firme gestando vida pero resignada a no tener un mañana. La figura de una mujer embarazada con sus ojos vendados, esculpida en madera por el artista jachallero Javier Lepez conmovió en el acto por el día de la Memoria, la Verdad y la Justicia que se realizó en la plaza de la Independencia del barrio Fronteras Argentinas, del departamento norteño, convocado por el colectivo Cultura Popular. Tras una invitación y con compromiso ciudadano como motor, la obra vio paradójicamente la luz en una de las fechas más sentidas de la historia argentina.

La escultura le llevó un año de trabajo y tuvo su proceso. "Una de las coordinadoras del grupo Colectivo Cultura Popular me hizo una propuesta para el Paseo de la Memoria, para el 24 de marzo, en el barrio Fronteras Argentinas. No había fondos para encararla pero quería hacerla", contó Javier a Diario La Provincia SJ.

Sintió que esa invitación fue movilizadora. "Tenía ganas de hacer algo más; después de la escultura de San Martín. Nunca recibí subsidios para seguir trabajando por lo que empecé a trabajarlo a pulmón con mis herramientas y un tronco que encontré. Seguí con la temática de la representación que me habían pedido para esa fecha conmemorativa".

La figura impacta por su impronta y detalles que retratan una de las situaciones más crudas de la última dictadura militar en Argentina. "Se trata de una mujer en cautiverio, con ojos vendados que acentúan su pérdida de identidad, representativa de un desconocido. Lo realmente importante de la obra son sus gestos; la figuración de la misma en sí. Tan solo el hecho de que está parada, bien plantada sobre la tierra y con un paso hacia adelante, muestra que no estaba quieta, sino de pie y avanzando, pese a cualquier eventualidad y circunstancia. Sin embargo, su cabeza la tiene levemente inclinada hacia el hombro, como sintiendo a la gente que pasa y se va quedando... Como una mirada hacia atrás, hacia la memoria. Es decir, aquello que va pasando pero que tenemos que tener presente".

Para el artista, "lo más potente de esta obra es cómo abraza su vientre. Esta mujer tiene las manos liberadas y podría sacarse las vendas de los ojos pero, el contexto en el que está no es favorable y ella lo sabe y lo transmite con el gesto pesimista de su cara. No intenta sacarse la venda porque interpreta que no hay un mañana; que le puede pasar lo peor y desde el amor, abraza su vientre y a su hijo. Es el gesto que le nace, para aferrarse a su hijo y darle amor".

Dedicación: la obra llevó un año de minucioso trabajo.

En ello, el artista jachallero imprimió más significado emotivo al afirmar que "el hijo está representado por todos nosotros, me incluyo ya que somos el fruto de ese suceso histórico, aunque no lo hayamos vivido pero encendemos la memoria colectiva y la mantendremos vigente a lo largo de los años y a nuestra descedencia. El mensaje es, en sí, para esa nueva vida".

La escultura fue presentada en el marco de un acto por el día de la Memoria, la Verdad y la Justicia y ahora encaran una nueva etapa. "La llevamos para mostrarla ya que tenemos que buscar un lugar en el Paseo para ubicarla. Yo estoy dispuesto a donarla ya que la encaré a título personal. Ahora estamos viendo dónde colocarla en esa plaza, para que quede fija, sin enrejarla porque va en contra de la simbología misma".

Una vez ubicada, estará acompañada de una frase que Javier eligió para describirla: "cuando solo hay oscuridad, la memoria y el amor serán los únicos que nos abrirá los ojos al nacer".

Un artista comprometido

En 2019, Javier Lepez terminó una impresionante escultura de San Martín en el departamento homónimo. Después de un mes de trabajo, logró darle las terminaciones a la figura que talló en el tronco de un árbol seco.

En ese momento tenía un proyecto muy especial: dejar una escultura en madera en cada departamento. El puntapié inicial lo dio en San Martín y eligió al prócer porque vio que no había una escultura que lo homenajeara, a pesar de identificar a la comunidad.

Usando cinceles y motosierra, el joven empezó los primeros días de enero de ese año y recibió visitas de vecinos que se acercaban a verlo trabajar y admirar su talento, mates de por medio.

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