Nostalgia

Casa Marinaro: la historia del polirrubro del San Juan antiguo

Fue uno de los grandes comercios de la provincia. Allí se podía conseguir desde tabaco hasta artículos de librería de todo tipo, e incluso implementos de pesca.
sábado, 25 de marzo de 2023 15:30
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En las últimas semanas, los padres desfilaron por los comercios en busca de los útiles escolares necesarios para el inicio de clases. Seguramente, más de uno, sobre todo aquellos sanjuaninos que peinan algunas canas, recordarán haber ido con "la listita" a Casa Marinaro, un comercio que tenía todo tipo de productos y que era garantía de calidad.

Se trató de un negocio familiar que con el correr de los años se fue ampliando hasta que finalmente cerró sus puertas. Años más tarde lo volvieron a abrir solo para valerse de la nostalgia y liquidar los anticuados productos que quedaron en inventario. Pese al tiempo que pasó, todavía hoy se puede ver un vestigio de lo que fue el lugar, ya que el cartel con el nombre de la casa todavía dice presente en calle Mitre antes de Salta.

Todo comenzó cuando a fines del 1800 un joven italiano, Juan Marinaro, llegó a San Juan desde Sicilia en busca de una mejor calidad de vida. Se instaló en una pensión y comenzó a comerciar, a vender sobre todo cigarrillos en la Estación de trenes San Martín, que estaba ubicada a pocos metros de su casa.

"Mi nono llegó al país con ocho años escapando de una Italia que estaba muy dividida, previo a la Primera Guerra Mundial de la que finalmente terminó escapando. Fue su propia madre quien lo mandó a San Juan para que viviese junto a otros paisanos que lo cuidaron al principio. Ellos eran de una zona montañosa en Messina, Sicilia. Por lo que contaban, siempre fue muy busca y empezó vendiendo tabaco en la estación de tren que ahora es el Museo Estación San Martín", contó a Diario La Provincia SJ, Gabriela Scalia, una de las nietas de Juan Marinaro y María Severino.

Foto del día de la inauguración de Casa Marinaro. Gentileza: Juan Manuel Marinaro.

Gracias a las ventas, que después se fueron ampliando también a artículos de librería y pesca, en 1905 comenzó su negocio. Pero fue 25 años después que logró inaugurar el conocido local. "En 1930 inauguraron la primera parte de la casa que fue el salón y que quedaba en el mismo lugar de la pensión que él habitó en un comienzo. Recién en 1935 terminan con la construcción de la casa que está al lado y a la que se trasladó toda la familia. En el 44 fue el único edificio que no case en el terremoto, por eso tuvieron que trazar la calle Mitre en relación a Casa Marinaro. Es un edificio de adobe pero está intacto", agregó Gabriela.

Los techos de la vivienda están adornados con pinturas exquisitas. Gentileza: Liliana Scalia.

La casa que lo acompaña es muy completa y típica de la época con zaguán, patio principal, habitaciones, living, baños, patio interno y cocina. “Lo más característico de esa casa y que todos los nietos nos acordamos son los techos pintados. En el dormitorio principal había angelitos y se conservaron perfectamente”.

Todavía está en la memoria de los nietos la decoración de la vivienda.

Volviendo a lo que fue el negocio, rápidamente se transformó en un lugar no solo de venta de artículos sino de reunión de la sociedad. “Era una casa de referencia para toda la comunidad, pero por sobre todas las cosas para la comunidad italiana era importante porque hizo su fortuna desde cero y se transformó en un comerciante de peso. Al poco tiempo se convirtió en un almacén de ramos generales y había desde pilas, artículos de librería hasta elementos de pesca. El salón era muy lindo, todo de madera. Y tengo muchos recuerdos de estar jugando tras el mostrador, pero nos sacaban de ahí cuando llegaban los hombres a recargar su tabaco y hablar de política”, explicó Gabriela.

Innumerables habitaciones conectadas con patios de luz fue el legado de Juan Marinaro para sus hijos y nietos.

Con el correr de los años, el negocio fue viento en popa, pero una tragedia dejó herida a la familia, la muerte del patriarca. Todo ocurrió el 20 de septiembre de 1948 cuando volviendo de Pismanta, el colectivo en el que viajaba Juan se quedó sin frenos, chocó a dos camiones y terminó con la vida del empresario y de otros comerciantes de San Juan y Mendoza. Sin embargo, ya había dejado huella en la sociedad de aquel entonces.

“Soy médica y me vine a hacer la residencia a Buenos Aires. Hace unos veinte años, en una guardia en el Sanatorio Anchorena ingresó un paciente italiano que en el delirio de su fiebre hablaba mitad español mitad itailiano. Después no sé cómo terminamos hablando y le conté que era de San Juan y que soy la nieta de Juan Marinaro. Él se emocionó mucho porque me contó que cuando llegó al país con su mamá y un hermano bebé desde Italia, buscaron a mi abuelo porque él los iba a ayudar a instalarse en la Argentina”.

Casa Marinaro cerró aproximadamente en el 2006, pero en el 2014 volvió a abrir sus puertas para vender toda la mercadería que les había quedado.

Juan tuvo seis hijos: María, Antonino, Antonia, Horacio, Josefa y Juanita, y los dos varones fueron los que se encargaron de seguir con su legado. "Después de la muerte de Juan (que era mi bisabuelo), se hizo cargo Antonino Marinaro (Nino), luego siguió otro Juan Marinaro que es mi papá y que fue quien lo tuvo abierto hasta su cierre definitivo aproximadamente en el 2006, no hay una fecha exacta", aportó Manuel Marinaro.

Cuando falleció Juan (el segundo), Manuel decidió que era momento de reabrir para poder vender todo lo que les había quedado. "Mi papá falleció en el 2013 y yo en el 2014 lo abro tipo outlet para tratar de vender la mercadería que había que era muchísima. Gracias a Dios nos fue muy bien ese tiempo. El inmueble quedó en propiedad de otro familiar así que no podría asegurarlo, pero no creo que reabra", sentenció. Sin dudas, fue uno de los negocios fundacionales del comercio sanjuanino tal y como lo conocemos, que quedó en la historia de la provincia y en el recuerdo de sus miles de clientes.

 

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