Sus manos tienen el desgaste del trabajo pesado pero la fuerza de las ganas. En su rostro se dibuja una sonrisa a la vez que los ojos le brillan al hablar de sus anhelos. Gloria Alcayaga tiene 39 años de edad, es de la localidad de Sorocayense en Calingasta y desde muy joven siempre se dedicó a trabajar. Hoy ella es barrerista en el control Fitosanitario y es la única mujer cortadora de adobes en la empresa de Calingasta. En sus tiempos libres diseña su gran sueño: tener una fábrica de reciclaje de recipientes de vidrio.
"Nos hemos criado estudiando y trabajando. Siempre en conjunto y en familia. Trabajamos en la cosecha de ajo y cebolla. Yo particularmente también trabajo con la fabricación de adobe, corto adobes", comenzó contando Gloria a Diario La Provincia SJ.
De la mano de Forjar Caminos, para la Fiesta Nacional del Sol, su sueño lo materializó en un proyecto que se llama Puerto Ecológico con el que busca comenzar a crecer y generar empleo para las mujeres de la zona de donde ella es oriunda. Se trata de una iniciativa que se basa en el reciclado de recipientes de vidrio y que ya la llena de expectativas.
Junto a ella trabaja su mamá María Elena López con sus hermanas Érica y Romina. "Nuestro proyecto recién lo estamos organizando. Queremos conseguir una máquina para lavar botellas y frascos y aplicar distintas acciones sobre la población en cuanto a la concientización y reciclaje de residuos", explicó.
Gloria es madre soltera y tiene dos hijos que ven en su madre un ejemplo y la ayudan en la construcción de este sueño. "El más chico recolectaba antes las latas y ahora empezamos a juntar el vidrio. De parte de los dos tengo mucho apoyo porque también ven que es un proyecto familiar", aclaró.
El proyecto tiene distintas etapas. Primero la recolección diferenciada que se conseguiría a partir de la concientización en la población de la necesidad de separar los residuos en origen. Aquí puntualmente buscarán que haya contenedores que indiquen la recepción de vidrios. El segundo es el proceso de clasificación en un depósito común. El tercero es el proceso de lavado, desinfección y acondicionamiento. La última etapa es la comercialización.
"Queremos que este proyecto deje de ser familia y sea social para dar más mano de obra en el departamento pero para eso necesitamos la máquina de lavado de vidrio. El destino de las botellas de vino será venderlas a las bodegas y los frascos utilizarlo para las artesanas del departamento para hacer salsas", explicó.
"Cuando uno quiere progresar y salir adelante, puede hacerlo. No hay obstáculo para crecer", finalizó.
