Cuando nacemos tenemos una sola certeza: algún día vamos a morir. Pero nadie sabe cuándo y cómo sucederá. Sin embargo hay quienes pudieron experimentar ese momento y hoy pueden contar su experiencia. Entre ellos está Tomás La Peña, un comerciante sanjuanino que en el 2022 se enfrentó a la muerte y en un mano a mano le robó un tiempo más en la tierra.
Tomás vive con su hijo Joaquín, de 13 años, quien juega al rugby para Alfiles. El día que todo cambió, el adolescente estaba practicando el deporte que ama en el San Juan Rugby Club y a pocos metros su padre lo estaba alentando.
“En cuanto terminó el encuentro me desvanecí. En un primer momento mi hijo pensó que era un calambre pero justo había otros papás médicos que se percataron de que estaba sufriendo un infarto”, comenzó relatando el protagonista en diálogo con Diario La Provincia SJ.
Para su suerte, en ese momento había en el predio seis doctores que se turnaron para practicarle RCP. Es importante destacar que ninguno estaba trabajando, simplemente estaban disfrutando de ver jugar a sus hijos pero ante la emergencia decidieron intervenir y colaborar.
“Al tiempo llegó un desfibrador que había en el lugar. En eso también tuve suerte porque suelen venir de un solo disparo pero este tenía tres y los usaron todos en mí”, le contaron.
En ese momento, el viejo Tomás dejó de existir. “Estuve entre 22 y 27 minutos sin vida. Mi pareja se encontraba en Ausonia cuando le avisaron que estaba sin vida. Desde ahí fue hasta el San Juan Rugby Club y cuando llegó yo seguía sin vida, así que esto es lo que nos permitió tener más o menos una noción del tiempo. La ambulancia tardó 45 minutos en llegar al lugar. En el trayecto tuve cuatro paros cardiorrespiratorios más”, detalló el comerciante.
Ya en el Hospital Rawson tuvieron que intervenirlo de urgencia y le colocaron 4 stent. A partir de ahí estuvo en terapia intensiva. “Había perdido completamente la memoria e incluso decía incoherencias. Todo esto fue a causa de la falta de oxígeno durante la muerte súbita. Los médicos no sabían cuánto podía durar pero finalmente estuve solo cuatro días así. A los 7 días me dieron un alta ambulatoria con la que voy haciendo una recuperación cardíaca”.
Sí bien continúa con los controles periódicos y tiene una medicación de por vida, lo cierto es que tuvo una nueva oportunidad para quedarse en este plano. “A raíz de esto escribí un libro que estoy presentando esta semana. Se llama 22 minutos sin vida. Vivimos como inmortales en un mundo de mortales”, presentó La Peña.
Quien esté interesado en adquirir un ejemplar puede hacerlo a través de la editorial Tinta Libre o por medio del Instagram @tomasunomas_ o la web www.tomarunomas.com .
“Quiero agradecer a todos los que me trajeron a la vida y en especial a todo el personal de cardiología del hospital Rawson que fueron excelentes”, sentenció el hombre quien a partir de ahora escribe un nuevo futuro.