El 26 de julio de 2013 quedó marcado de la peor manera para dos familias sanjuaninas. Aquel día, Pablo Oropel y Hugo Torres, dos compañeros de trabajo y amigos regresaban a su casa luego de trabajar, sufrieron un violento siniestro vial en Chimbas y ambos perdieron la vida.
A 9 años del fatídico hecho, en el lugar del siniestro, en calles Rodríguez y Luna, en la zona de El Mogote, se colocó un cartel con un ángel azul que lleva el nombre de uno de ellos y las familias vivieron un emotivo momento colmado de recuerdos y la esperanza para que las muertes en siniestros viales disminuyan.
"Ellos viajaban en moto por calle Luna de norte a sur y el auto lo hacía por Rodríguez de oeste a este. Ahora hay un semáforo en esa esquina pero en ese momento no había, los chicos impactaron contra el vehículo, Hugo falleció en el lugar y mi hijo camino al hospital", comenzó contando Marisa Oyola, madre de Pablo, a Diario La Provincia SJ.
Pablo tenía 21 años cuando cerca de las 16 horas su muerte marcó un antes y un después en su familia. En aquel momento, el mayor de tres hermanos regresaba de trabajar desempeñando la tarea de limpieza en canales de riego.
"Ellos se iban a las 8 de la mañana y volvían cerca de las 16 horas. Pablo era mi hijo mayor y el único hombre entre sus hermanas, su muerte fue lo peor que nos pasó, que nos pasa y nos va a pasar toda la vida. Él era el centro de nuestra vida, el único varón, mimado, y muy cuidadoso de sus hermanos. Su fallecimiento nos marcó para siempre tanto a nosotros como familia como a los demás también", recordó la mujer.
Cariñoso y risueño, amante de la música y las motos, así fue conmemorado Pablo en medio del dolor, características que hoy ayudan a sus seres queridos a aplacar la tristeza y tener una sonrisa cuando piensan en él.
"El recuerdo de sus ocurrencias, de su compañerismo y el cuidado a sus hermanas es lo que nos ayuda a seguir", reveló su madre. En cuanto a la causa judicial, aseguró que ella no se encargó del caso sino el padre de Pablo, y que por eso prefirió no saber muchos de los detalles de cómo se desarrolló la investigación.
"Es algo que nunca esperé y no quise saber cómo fue ni nada, hasta hoy no lo sé. Su papá se encargó de todo. Hasta ahora tenemos contacto con la familia de Hugo, ayer cuando fue la puesta del cartel los invitamos y compartimos la tarde, más allá que no pertenecen a la agrupación Familias del Dolor. Para las dos partes ha sido muy difícil", sostuvo.
Para finalizar, Marisa recalcó: "Cuando me llamaron y me dijeron de la colocación del cartel de Pablo, lo viví con alegría porque no lo esperaba, me gustó el gesto y es muy importante. Lo que hace la agrupación es muy valorable, hay que instar que las causas sigan y hayan penas cuando pasan cosas así".
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