Tenía apenas 28 años cuando la vida lo enfrentó a uno de los desafíos más fuertes: combatir en una guerra defendiendo a su patria. Héctor Ludueña aún mantiene viva la memoria de aquel momento tan duro que le tocó vivir luchando desde el mar por recuperar las islas malvinas. Y con ese recuerdo, este lunes juró nuevamente lealtad a la Bandera Nacional Argentina en un acto que se desarrolló en el RIM22 junto a jóvenes soldados sanjuaninos.
Héctor hoy tiene 69 años de edad y fue uno de los que aceptó el desafío de jurar nuevamente dar su vida por la patria ante cualquier circunstancia. Pasaron 40 años desde que combatió en la guerra y hoy reafirmó que está dispuesto a volver a hacerlo si es necesario.
"La verdad que es un momento muy especial. Después de 50 años que juré por primera vez, volver a reafirmar ese juramento es muy emotivo. Es volver a sentir, a pesar de la edad, los mismos sentimientos que viví en ese momento. Fue un juramente que uno lo siente mucho y más como militar que vivió lo que vivió", contó Ludueña a Diario La Provincia SJ.
El ex combatiente aseguró que "es un honor volver a reafirmar" esos valores y por eso las lágrimas fueron expresión de cómo el corazón le latía. "Fueron muchas emociones y muchos recuerdos que vienen a la mente. A medida que pasa el tiempo, esos recuerdos se van reafirmando más. Uno nunca termina de discernir lo que vivió", confesó.
Cuando comenzó la guerra de Malvinas, Ludueña era suboficial de carrera de la Armada, cabo principal de máquinas. Era parte de la tripulación del Destructor ARA Seguí, que zarpó desde Puerto Belgrano, el 16 de abril de 1982, y junto al ARA Hércules, formó el Grupo de Tareas.
"La misión fue aproximarnos a la zona de exclusión porque no teníamos otra oportunidad. También tuvimos aproximaciones de submarinos, helicópteros que nos hostigaban. Por suerte, nuestra unidad no sufrió mayores consecuencias", recordó el excombatiente quien agradece hoy a la sociedad la posibilidad que le da con los distintos reconocimientos de "asimilar" el pasado.
Ludueña se embarcó rumbo a la guerra casi sin saberlo. Es que se enteró de la mano del comandante cuando ya iba navegando a la zona de combate. Si bien se preparó para una guerra nunca supo cuándo podría llegar. Y ese días se dio en 1982, cuanto tenía 10 años de trayectoria en la Armada.
Su puesto de combate era donde estaban las máquinas y generadores, con lo cual los conocimientos de lo que sucedía en el campo no eran del todo preciso. "Las consecuencias las tenía por la incertidumbre, no saber qué pasaba, vivir días muy feos porque lo único que uno veía en el mar era el cielo y el mar. No sabíamos de dónde podía venir un misil, un helicóptero o un torpedo como le pasó a varias de nuestras unidades", trajo a la memoria.
"Se siente mucho al haber pasado tanto tiempo del conflicto", destacó y subrayó: "cada vez que nos juntamos, los que tuvimos la oportunidad de estar en el conflicto y con los camaradas que no estuvieron en el ejercito, nos emocionamos y nos sentimos muy identificados por las vivencias".
Si bien Ludueña era oriundo de Buenos Aires se casó con una sanjuanina y se vino a esta provincia para vivir una vez que terminó el conflicto. "Para mi San Juan es mi provincia de adopción. Acá nacieron mis hijos y la amo", finalizó el hombre quien es padre de 6 hijos (4 varones y 2 mujeres). Tras la guerra siguió en la Armada hasta su retiro hace 18 años, cuando cumplió servicio activo por 35 años.
En el 2020, Ludueña fue uno de los pocos que pudo volver a pisar las islas años después de la guerra. Fue al cementerio de Darwin y abrazó con sus manos con tierra de aquel lugar una bandera argentina que luego fue llevada a la escuela Timoteo Maradona, donde una de sus hijas es maestra.