El 2017 quedará marcado para siempre en la memoria de Antonela González. Ese año vivió los días más felices de su vida, pero también los más duros. En febrero le tocó representar a los ciudadanos de Angaco en la Fiesta Nacional del Sol. Con 20 años se consagró reina departamental y luego compitió por la corona mayor. Sin embargo 9 meses después sufrió un ACV y luchó en una habitación de Terapia Intensiva. A 5 años de aquellos tiempos, la joven atraviesa otro momento hermoso: espera su primer bebé.
“Tengo fecha para el mes que viene y no tuve ninguna complicación. Es un embarazo totalmente normal. Por cuidado personal quise ir a cesárea porque no me animé a ir a un parto normal, para no arriesgarme”, comenzó explicando Antonela a Diario La Provincia SJ.
La joven de 25 años subrayó que su vida está sonriendo. “Fue una hermosa sorpresa enterarme de que voy a ser mamá, llegará el segundo varón a la familia. Lo más importante de todo es que nazca sano. Consulté de inmediato si había un estudio en el que se pueda saber si no les estoy heredando lo que yo tuve. Pudimos ver las venitas de la cabeza y todo está bien, gracias a Dios”, destacó.
Antonela está viviendo en Rawson junto a su actual pareja y está cargada de sueños e ilusiones para esta nueva etapa de su vida. Atrás quedó la amargura que generó aquel ACV que mantuvo a la provincia en vilo y expectante. “Cuando salí del hospital mi vida cambió por completo. Conocí amistades nuevas, a mi pareja y conseguí trabajo”, recordó la joven.
Además, afirmó que junto a su pareja comenzaron un emprendimiento que le permite hoy trabajar de manera independiente. Se trata de una empresa de sublimación en la que hace, entre otras coas, objetos personalizadas para bebe. “Empezamos con un emprendimiento de sublimación, en pandemia, y mi pareja se compró la maquinaria para arreglar celulares”, agregó.
“Quiero dedicarle todo el tiempo a mi bebé, brindarle toda mi atención y disfrutar de esta etapa. Tengo fecha para el 14 de junio, estamos con todos los estudios, tratando de hacer reposo, para que no se adelante el parto, tratando de estar lo más tranquila posible”, contó Antonela.
El día que marcó su vida para siempre
Antonela trajo a la memoria que su familia se aferró a la fe ante el duro panorama que les tocó atravesar. “La fe en mi familia estuvo siempre estuvo presente cuando yo estuve internada. Lo único que pedían era cadenas de oración, porque en mi situación no se podía hacer nada ahí”, destacó.
“Recuerdo que iba con mi abuela en el colectivo y me dolía mucho la cabeza, tenía ganas de devolver. La agarré de la mano y le dije que nos bajáramos y pare el colectivo. Caminé hasta la entrada del hospital Rawson y un guardia llamó a los enfermeros. Me asistieron, brindé mis datos personales, conté sobre los síntomas, me subieron a una silla de rueda y ahí perdí el conocimiento. Desperté en urgencias cuando le estaban dando el parte médico a mis padres, me acuerdo de todo”, explicó.
Le faltaba un día para cumplir el mes de internada, cuando recibió el alta. “Estuve 3 semanas en terapia intensiva, y una semana en neurocirugía. En esa semana me operaron y el sábado me dieron el alta”, comentó.
La joven sostuvo que su familia la pasó muy mal durante ese tiempo, ya que vivían en Angaco y todo el tiempo que la joven estuvo internada, ellos debieron acampar afuera.
Antonela detalló que llevaba una vida sana, pero esto le sucedió por una malformación en una vena, que cuando nació no lograron identificar este problema. La joven remarcó que no le dijeron cuál fue el detonante que le provocó esto, pero se aseguró que ninguno de sus familiares padeciera lo mismo. Los profesionales descartaron que sus hermanas tuvieran lo mismo.
