"Los tiempos de antes eran mejor", decía una abuela y para muchos sin dudas es así. Al menos cuando se recuerda cómo eran los festejos de carnaval de antaño. Para los días de estas fiestas, no se pensaba en salir para hacer turismo sino ir de "cacería" para atrapar a esa persona que se quería ver mojada. ¿Cuáles eran las armas? los pomos y bombitas.
Hasta las década del '90, el carnaval era pura adrenalina y alegría. Los vecinos de los barrios se unían para chayarse, los niños lo tomaban como la mayor diversión con un recurso muy económico, las calles de la vecindad se convertían en verdaderos "chayómetros" y las parejas de enamorados, que aún no se animaban a revelar su amor, usaban el agua para reírse con complicidad. Eso era el carnaval de antes.
Los memoriosos recuerdan que la chaya comenzaba el sábado, anterior al lunes de carnaval, y se desarrollaba a la siesta. Era una fiesta familiar que se extendía a los vecinos y se hacía barrial. Todo servía para tirar agua a los demás con baldes, tarros y los tradicionales pomos. Algunos incluso decidían perfumar el agua "del bomberito" para chayar. El campeón era quien lograba quedar seco, algo casi imposible para quien quería divertirse al 100%.
En este 2022, aquellas celebraciones aún se mantienen en algunos rincones pero hoy están perdiéndose. El fin de semana extra largo o XL incentiva los viajes y el turismo pero en el recuerdo quedan esas "armas" que tantas sonrisas cosecharon. Después de 2 años con muchas restricciones por la pandemia, algunas familias renuevan esa adrenalina pero en sus casas, con los baldes o jarritos como recurso para "empapar" al otro.
En las redes sociales aún se recuerda, con melancolía, esos pomos que venían de diferentes formas y tamaños. Estaba el tradicional bomberito o la momia. Además, en una época, existieron los que tenían formas de reconocidos personajes infantiles como los Pitufos, la Pantera Rosa o el Zorro. Mirá algunas fotos que ya circulan en las redes:
