¡Que vivan los novios!

Amor a lo parisino: Dos sanjuaninos se casaron y se fueron de la Iglesia en bicicleta

Las bicis antiguas y los adornos florales fueron los principales condimentos de la boda de Diego y Melina, que recorrieron parte de la ciudad pedaleando después de dar el "Sí, quiero".
jueves, 27 de octubre de 2022 16:35
jueves, 27 de octubre de 2022 16:35

El pasado sábado 22 de octubre, cientos de sanjuaninos que transitaron por Avenida Libertador, en Rivadavia, fueron testigos de una locura de amor de una pareja de novios recién casados. Se trata de Melina Leveque y Diego Roble, quienes dieron el "Sí, quiero" en la Basílica Nuestra Señora de los Desamparados y, lejos de optar por la comodidad de un auto, decidieron irse de la Iglesia en bicicleta. 

A lo parisino, las bicis antiguas y adornos florales en colores cálidos fueron los principales condimentos de uno de los días más especiales de sus vidas, que ocurrió gracias a la historia de la pareja. 

“Nosotros cuando nos conocimos, allá en el 2006, Melina iba al último año del secundario y yo estaba recién llegado a San Juan desde el sur y había entrado a la facultad. Yo iba en bicicleta a la facu y hacía todo en bicicleta, cuando nos conocimos, Meli me empezó a visitar en bicicleta, yo la iba a ver en bicicleta, salíamos juntos… Era todo así”, comenzó contando Diego a Diario La Provincia SJ. 

De esta forma, la pareja que ahora son padres de Nicolás y Magdalena, comenzó su historia de amor con bicicletas, medio de transporte que los llevó a vivir inolvidables momentos y que también les dejó cientos de anécdotas para contar. 

“Siempre anduvimos en bici más que nada cuando no teníamos a nuestro primer hijo, Nicolás, pero incluso, cuando tuvimos auto también, era como una salida romántica nuestra salir a andar en bici. Cuando nos encontrábamos muchos baches gritábamos ‘¡Turbulencia!’ y era muy gracioso. Ahora en el casamiento, yo me había olvidado de eso y Meli se acordó, nos encontramos una parte medio flojita y ella gritó ‘¡Turbulencia!’… nos reímos mucho, nos emocionamos porque nos acordamos de esos momentos”, aseguraron aún con la alegría de la boda. 

“Siempre estuvo en nuestras cabezas que cuando nos casáramos íbamos a hacer algo con las bicicletas, las bicis antiguas siempre nos gustaron…”, reveló Diego, quien usó una bicicleta que le prestó un amigo llamado Emanuel Lopez, que es coleccionista. En tanto que Melina hizo su viaje en una bici que fue un legado familiar que llegó de la hermana de su abuelo, Laura.

Foto: Jorge Amaya

“Con respecto a los arreglos florales, yo fui a pedir para mi ramo a dos señoras de Bellapina, y les pedí si podían hacer dos arreglos especiales para dos bicicletas y se pudieron muy contentas. El día anterior dejamos las bicis en la Iglesia para que, cuando saliéramos, que ya estuvieran listas e irnos. Ellas estuvimos muy felices de hacer un trabajo así”, dijo la flamante novia. 

Desde el principio, todo fue pensado en base al gran viaje que realizarían en dos ruedas hasta el salón que también está en Rivadavia. Por eso, Melina también pensó que su vestido blanco, diseñado por Mari Romo, también debía ser acorde para pedalear. En secreto de sus allegados, logró vestir de largo en el altar, y un cómodo corto para subirse a la bici. 

“Después de dar el ‘Sí, quiero’, las chicas de la organización del evento de Esteban Vasques y Luciana Soria, fueron a la Iglesia y coordinaron que las bicicletas ya estuvieran afuera. Cuando salimos, la mayoría de los invitamos pensaron que íbamos a hacer unas fotos nada más y todos se empezaron a reír (…) Además, se iba acumulando gente porque en frente a la Iglesia había una feria y todos nos miraban porque estábamos con las bicis. Después pasaron motos del Superbike y nos aceleraban saludándonos por el casamiento y porque estábamos con las bicis”, relató Diego entre risas. 

“Cuando salimos les hicimos a la gente con las campanitas para que nos sigan y encaramos por Avenida Libertador. Ahí empezó como toda una fiesta porque en ese momento de la tarde andaba mucha gente en la calle y nos empezaron a grabar, a aplaudir y gritar, con una buena onda increíble. Aprovechamos para saludarlos a todos porque fue muy lindo”, agregó con la emoción a flor de piel. 

“Era impresionante como la gente salía de las casas y nos negocios, con los celulares a grabarnos, era como si les hubiéramos avisado y no. Hubo una parte muy graciosa, en una rotonda frenamos un poco porque tenían el paso otros autos, entonces justo salió una señora con el celular y se le escapó el perro, salió a ladrarnos al costado de las bicis, fue muy gracioso. Seguimos y nos siguieron filmando. No habíamos practicado en bici con el traje y el vestido y los zapatos, pero pudimos manejarlo bien”, finalizaron. 

 

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