Testimonio

A 20 años del fin de la convertibilidad: ¿Cómo se vivió desde adentro de los bancos sanjuaninos?

De La Rúa se había escapado de la Casa Rosada en un helicóptero y el país se incendiaba en medio de un estallido social. Los empleados bancarios ponían la cara ante los ahorristas desesperados por recuperar su dinero.
sábado, 1 de enero de 2022 21:33
sábado, 1 de enero de 2022 21:33

Hace justamente 20 años, un expresidente daba un discurso que todavía hoy es recordado por una polémica frase: "el que depositó dólares, recibirá dólares", anunciaba Eduardo Duhalde para toda la Argentina. Si bien esas palabras fueron las que trascendieron en el tiempo, la realidad es que en esa cadena nacional estaba comunicando el fin la convertibilidad.

Pero todo ese proceso que terminó con decenas de argentinos muertos en las manifestaciones, locales comerciales saqueados y bancos atacados, comenzó muchos meses antes y en San Juan se vivió de forma distinta. Jorge Ramírez, el actual Jefe del Departamento de Ciencias Económicas de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNSJ, era gerente de la sucursal que tenía en la provincia el Banco Sudameris. 

En diálogo con Diario La Provincia SJ, el Licenciado en Economía explicó que para los empleados bancarios el trabajo arduo comenzó varios meses antes, incluso previo a que se instalara el corralito, ya que los clientes cada vez perdían más la confianza en los bancos y comenzaban a hacer retiros más importantes de dinero.

"A medida que se iban venciendo los plazos fijos la gente no quería renovarlos o renovaba parcialmente para no demostrar una absoluta desconfianza en el sistema. Desde las casas matrices la instrucción a todas las sucursales era 'hay que retener depósitos'", recordó. Si bien los bancos alrededor de todo el mundo están preparados para afrontar ciertas corridas, como la que tuvo la Argentina en el 95, lo cierto es que no se esperaban lo que ocurrió entre fines del 2001 e inicios del 2002.

El primer anuncio oficial que dio cuenta de la mala situación llegó el 1 de diciembre del 2001, cuando Domingo Cavallo implementó el "corralito". "El clima ya era complicado, pero nadie esperaba que de la noche a la mañana se estableciera este decreto por el que se imposibilitaba sacar los depósitos, aún cuando se mantenía la convertibilidad. Solo se podría sacar $ 250 por semana. Esto generó un caos dentro de los bancos porque toda la clientela se volcó para tratar de retirar una cifra mayor. Indudablemente esto no se podía y se enojaban con los empleados de los bancos porque éramos la cara visible", agregó Ramírez.

Aunque ahora parezca algo cotidiano, en esa época todavía no estaba generalizado el uso de las tarjetas de débito que hubiese solucionado gran parte del problema ya que lo que no se podía hacer era extraer el dinero, pero sí estaban permitidos los pagos de este tipo y las transferencias. Fue precisamente por esta excepción que se multiplicó el trabajo en los bancos, ya que la gente se abría nuevas cuentas para poder retirar más dinero semanalmente. "Si una misma persona tenía cuentas en 10 bancos, podía sacar $ 2500 semanales. Entonces de repente, una sucursal que tenía mil clientes pasó a tener diez mil, que iban todos los días".

El fin de la convertibilidad y el comienzo del caos
Hasta el momento, todas las transacciones seguían siendo bajo el "uno a uno", pero a comienzos del 2002 Duhalde anunció el fin de la convertibilidad y el caos se incrementó.  "Las casas matrices dispusieron un sistema de asistencia psicológica para que atendieran a los empleados. Se extendieron los horarios para atender a esa masa de gente. En vez de atender cinco horas, pasamos a ocho o diez. Eso implicaba que todo el mundo terminara trabajando 12 horas y abriendo los días sábados. El caos que vivió la población era una cara de la moneda, el de los bancos era otra".

A nivel nacional hubo destrozos y pintadas en las puertas de varios bancos, sobre todo en Mar del Plata. Si bien en San Juan no se encontraron con este panorama, los empleados bancarios eran blanco de continuos insultos e incluso llegaron a detener a un gerente. "Comenzamos a recibir acciones judiciales que exigían la devolución de los depósitos, pero la plata no estaba. Las sucursales manejan un monto de efectivo que es limitado. En situaciones normales se retroalimenta entre los depósitos y las salidas, pero en ese momento nadie depositaba salvo algunas empresas que tenían que cumplir con los pagos, pero era mínimo. Por eso los bancos del país estábamos a expensas de las partidas de efectivo que mandaban desde Buenos Aires".

En cuanto llegaba el amparo el banco tenía que pagar o el gerente iba preso. "Cuando llegaba el oficial de justicia con un amparo, había que entregarle el efectivo en el momento. A veces el único efectivo que quedaba eran monedas. En una ocasión detuvieron a un gerente de Bansud, no recuerdo si por 24 o 48 horas, por no poder cumplir con el amparto que había determinado la justicia. Pero no era que no quisiera, era que no tenía cómo", aseveró Ramírez.

Para prevenir que le volviese a pasar a alguien decidieron tomar una medida todos juntos. "Los gerentes decidimos no ir a la sucursal hasta que no llegara el efectivo. Por ende, tampoco se abría el tesoro de los bancos que necesitaban de nuestras claves , salvo que hiciéramos una pasada rápida temprano para que sacaran lo que había y después nos retirábamos. Por muchos meses los empleados bancarios fuimos mala palabra pero estábamos bajo muchísimo estrés y teníamos los mismos problemas que los ahorristas", sentenció el Licenciado.

 

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